Alejandro J. García Nistal - Noción personal
La perversión del sistema
«Entre bastidores la postura (de Ciudadanos) ha sido de forzar al máximo los condicionantes para doblegar hasta límites insospechados al Partido Popular»

El próximo sábado se constituyen la mayoría de los ayuntamientos de España. Las negociaciones se apuran, es el momento del diálogo en la política. Sin embargo, no podemos dejar de asistir impávidos al chalaneo que en algunos casos se está produciendo. El mayor de todos, gracias a Dios recién terminadas, las negociaciones entre el Partido Popular y Ciudadanos a nivel regional. El ganador de las elecciones ha sido el PSOE de Luis Tudanca. Lo moral, es que fuera la lista más votada la que encabezara las conversaciones con otras fuerzas políticas. Primera perversión del sistema.
En segundo lugar ha quedado el Partido Popular. Que tiene todo el derecho del mundo a conversar con quien desee en aras a conservar el gobierno de la Junta de Castilla y León. Esto es, nadie está siendo antidemocrático ni faltando a ninguna ley. Su conversación y acuerdo con Ciudadanos son legítimos. Segunda perversión del sistema, que el segundo y el tercero puedan y tengan derecho y legitimidad de apartar a la primera fuerza.
En tercer lugar Ciudadanos, y muy en particular el señor Igea, ha sido un látigo para el PP durante la campaña electoral. Dejó muy clara su postura presentándose como «el cambio» que necesitaba la Junta. Esto le había dejado a los pies del PSOE, por mucho que quiera ahora jugar a equilibrista sobre el alambre de la opinión pública regional.
Y la última perversión del sistema radica en evidenciar cómo sistemáticamente a cada día que pasa Ciudadanos lanzaba nuevas condiciones al pacto con el PP. Se habla mucho de los 18 puntos de un documento que ha aceptado ya la centroderecha, pero lo cierto es que entre bastidores la postura ha sido de forzar al máximo los condicionantes para doblegar hasta límites insospechados al Partido Popular. El chantaje, porque sólo se puede llamar de esta manera, está servido. Este es el mismo chantaje que a todos los niveles se produce cada cuatro años cuando no hay mayorías absolutas. Que un PNV con unos pocos diputados nacionales haga o no doblegar a todo un Gobierno de España, pongamos por caso. O como en Castilla y León, donde la tercera fuerza mantuviera en sus manos el futuro de dos millones y medio de personas.