El operativo del incendio de Navalacruz corrió un «riesgo altísimo» y al «límite de lo admisible»

Quiñones niega que fallasen los tiempos de respuesta y recuerda que el el primer helicóptero y su ELIF salieron al incendio «lo más rápido que permite la normativa, sin perder ni un minuto»

Incendio de Navalacruz, en una imagen de archivo EFE

Clara R. Miguélez

Un mes después de apagar los últimos rescoldos, ayer llegó el momento de que el consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, rindiera cuentas ante las Cortes regionales sobre la gestión del incendio que comenzó en Navalacruz (Ávila) el pasado 14 de agosto. El fuego quemó más de 22.000 hectáreas en catorce términos municipales a ambos lados de la sierra de la Paramera, pero el titular resaltó el trabajo «extraordinario» de 1.220 operarios que trabajaron en la extinción. Corrieron un «riesgo altísimo», reseñó, casi «al límite de lo admisible» . Además, Suárez-Quiñones recorrió la cronología y recordó las condiciones «extremas» de calor, humedad y viento en las que se contextualizaron las llamas, pero afirmó que su disposición era de «humildad absoluta en la necesidad de mejora» del operativo para así evitar que otro incendio alcanzara la magnitud de éste.

El consejero negó que fallasen los tiempos de respuesta : «La velocidad de propagación era altísima», recordó. Con una temperatura récord que superaba los 38º, un 2% de humedad y rachas de viento de hasta 70 km/h, dibujó un escenario en el que, a pesar de encontrarse en estado de alarma por riesgo, «todas las previsiones saltaron por los aires». Si la primera llamada que notificó el coche en llamas fue a las 10:27, ejemplificó, no sería hasta la quinta, a las 10:40, cuando se alertó de que había «paja de monte» en peligro de arder. Cuatro minutos más tarde se daba orden de partir de inmediato a un helicóptero, y el consejero aseguró que diez minutos después, éste comunicó su salida, es decir, en «el tiempo mínimo establecido reglamentariamente».

Por los «flancos»

«En este caso se abordó el incendio primero por los flancos, con apoyo de medios aéreos, ya que en un incendio de tanta virulencia no puede atacarse directamente la ‘cabeza’», concretó Quiñones, que recapituló como el «monstruo» alcanzó el nivel 1 del Infocal a las 14:45 horas del 14 de agosto, cómo se solicitó la incorporación de la UME esa misma tarde o cómo subió al nivel 2 de peligrosidad a las cinco de la mañana del domingo. Por suerte, no hubo pérdida de vidas humanas, pero «a partir del amanecer del día 15 se abandonaron puntos del monte para priorizar la defensa de las poblaciones», especificó el titular, que más tarde ahondaría en estas declaraciones. «Entiendo que si alguien ve cómo se quema su finca pueda pensar que no hay nadie trabajando en la zona, aunque se esté revisando el mapa total y haya personas prácticamente dando la vida», enfatizó. Y es que sólo entre los días 14 y 16, el operativo atendió hasta 58 incendios diferentes, apostilló.

En el discurso del consejero convivió el tono conciliador con la defensa del trabajo realizado y el reconocimiento de que éste es «el momento de reforzar y revisar» el dispositivo antiincendios. Se establecieron dos líneas de trabajo, una a medio plazo para recuperar la zona devastada, ya en ejecución; y otra de cara al futuro, enfocada en la prevención.

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