Artes & Letras
«Ojalá la escuela cree un tejido para que haya más producción escénica en Castilla y León»
Marga del Hoyo Ventura, coordinadora del libro «La escenificación española contemporánea. Una mirada más allá de nuestras fronteras» y profesora de la Escuela Superior de Arte Dramático
Profesora y jefa del Departamento de Dramaturgia y Ciencias Teatrales de la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León, Marga del Hoyo figura al frente de la edición del libro La escenificación española contemporánea. Una mirada más allá de nuestras fronteras (Ediciones Tragacanto). Ha rastreado, junto con otros docentes del mismo centro: Jara Martínez, Adrián Pradier, Juan José Fernández Villanueva, Javier González y José Gabriel López Antuñano (además de otros expertos, también vinculados a la Universidad Internacional de La Rioja), la presencia de directores de escena actuales en el ámbito internacional. El resultado son siete nombres con una actividad externa destacada: Lluís Pascual, Helena Pimenta, Cailxto Bieito, Rodrigo García,Àlex Rigola, Angélica Liddell e Ignacio García.
La lista de directores españoles con trayectoria internacional parece corta. ¿Hay cantera que permita ampliar esa nómina?
Sí. Nuestra idea es que esta sea la primera pieza de una serie de publicaciones futuras. El libro nace en el contexto de un grupo de investigación vinculado a una universidad y seguimos trabajando en el estudio de los directores contemporáneos y la dramaturgia contemporánea. No todos los autores del libro son miembros del grupo de investigación, pero sí varios, entre ellos el investigador principal, que es José Gabriel López Antuñano. A la hora de elegir los autores escogimos aquellos que tienen algún peso en nuestras carreras investigadoras. Pero sabemos que la nómina sería ampliable y esperamos que haya un volumen 2 con otros nombres.
¿Cuáles serían esos nombres?
El primero que me viene a la cabeza es Ricardo Iniesta, que ha tenido y tiene un trabajo significativo en el extranjero.
¿El riesgo es la característica compartida de ese grupo de directores que ha triunfado fuera de España?
Los hay abiertamente transgresores, como Angélica Liddell, Calixto Bieito o Rodrigo García, en una misma franja de edad, en la que está también´Àlex Rigola. Después hay directores de otra generación, como Lluís Pascual, o que no tienen ese carácter transgresor, como Helena Pimenta o Ignacio García, que es el más joven. En todo caso, todos tienen ese denominador común de haber sido relevantes fuera de nuestras fronteras. Pascual se ha elegido por ser la figura de más peso fuera durante unos años muy complicados, fue quien empezó a trabajar fuera, con directores e instituciones europeas, y facilitó la entrada de importantes influencias en nuestro país cuando no entraban otras corrientes.
En el capítulo dedicado a Calixto Bieito, que usted escribe junto a Begoña Gómez, se señala que ha estado al frente de más óperas en el extranjero que en España, y que cuando se han estrenado aquí la crítica y el público las han recibido de forma muy diferente. ¿En España no se encaja bien la transgresión?
El caso de Bieito es curioso, porque ha trabaja muchísimo fuera, ha tenido cargos de relevancia más allá de nuestras fronteras, y la crítica en España ha sido con él siempre bastante dura, tanto en teatro como ópera. Quizá en ópera incluso más, porque el público está menos acostumbrado a la transgresión sobre un libreto que es más o menos previsible para el espectador. En teatro se va aceptando más; por lo menos una parte de la crítica, le guste o no, defiende la coherencia de su trabajo. Sin embargo, fuera de España tiene muy buenas críticas.
Casi todos los directores seleccionados han salido fuera con clásicos españoles. ¿Faltan obras actuales de calidad?
No creo que falten; lo que pasa es más asequible exportar un clásico que un autor contemporáneo, quizá por ese carácter universal que tienen muchos textos clásicos. El acervo cultural del Siglo de Oro, incluso clásicos previos, Shakespeare o clásicos de la antigüedad se pueden «vender» mejor que los textos contemporáneos. En el grupo de investigación nos hemos planteado estudiar también a los autores contemporáneos, de 35, 40 o 50 años, que están consiguiendo que se traduzcan sus textos.
Entre los seleccionados figura la salmantina Helena Pimenta, además de otros vinculados a la Comunidad como Bieito e Ignacio García, pero han desarrollado su carrera fuera. Parece que no cambia el mapa escénico, monopolizado por Madrid, Cataluña y País Vasco.
Sería deseable que lo que se ve en Madrid y Barcelona saliese a otras comunidades. Bieito, que es nacido en Burgos, Rigola y Pascual están muy centrados en la escenificación catalana. Pimenta desarrolla su labor primero en el País Vasco y luego en Madrid...
¿Y en el caso de la producción? En Castilla y León hay una Escuela profesional, compañías que, aunque pasen por un mal momento, tienen prestigio, ¿no se genera un tejido para que salgan de aquí producciones importantes?
Ha habido y hay compañías estupendas en Castilla y León y es una pena que estén pasando los apuros económicos que seguramente están pasando. La Escuela Superior de Arte Dramático nutre anualmente de egresados tanto en interpretación como en dirección escénica y dramaturgia, muchos optan por quedarse y hay alumnos ya que van abriendo pequeñas salas y pequeñas compañías. Creo que hay que darles un tiempo, porque están empezando, y ojalá se cree un tejido de base para que haya más producciones en Castilla y León.
Varios de los autores del libro están vinculados a la Escuela de Arte Dramático de Castilla y León. Además de permitir la formación profesional, ¿este tipo de centros está propiciando que se cubra un vacío en la investigación escénica?
Sí. En la Escuela somos ya bastantes profesores con el título de doctor y se está ampliando esa faceta investigadora. Toda la investigación que hagamos repercute sin lugar a dudas en la Escuela.
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