Vicente Ángel Pérez - CORAZÓN DE LEÓN
Un nuevo periódico
Los llamados digitales se han convertido en una plaga que, como el tertulianismo de la tele y de la radio, poco benefician, salvo excepciones, a la profesión
Para un periódico no puede haber mayor noticia que el nacimiento de un periódico, de un hermano con el que compartir la pasión informativa y competir, en buena lid, por lograr la «exclusiva» del día, por «pisársela» y desayunarse con la satisfacción de una victoria efímera; hoy vencerá uno, mañana, el otro y, al final, el ganador será el lector, al tiempo que el periódico de la exclusiva acabará en el contenedor del papel y vuelta a empezar para buscar la gran noticia o el gran reportaje que, a la mañana siguiente, acabará en el mismo contenedor. Antaño esta competencia era habitual en la profesión periodística hasta que llegó internet y se gibó el invento; internet y la crisis que dicen económica, aunque más lo sea cultural, han arrasado con el periodismo de toda la vida, el impreso, ése que huele a papel, aunque sea reciclado, y entinta los dedos de quien lo hojea.
La noticia no es el nacimiento de un periódico cualquiera, sino de un periódico de papel, pues los llamados digitales se han convertido en una plaga que, como el tertulianismo de la tele y de la radio, poco benefician, salvo excepciones, a la profesión que siempre tuvo como lema el rigor y la pasión por la verdad, por la justicia y por la libertad. Desde hace al menos diez años, los periódicos buscan el norte, que no es otro que sobrevivir en la selva de la comunicación con el grifo de la publicidad comercial e institucional en mínimos; los hay que ralentizan su agonía con regalos de sartenes o abanicos, algo que recuerda a un lejano editor que proponía regalar con cada ejemplar un billete de mil pesetas para subir las ventas. Pero hoy ni los billetes ni las sartenes son suficientes para detener la sangría de lectores; sí lo logran, de momento, los profesionales que se rebelan contra la muerte anunciada y que, pese a sus nóminas reducidas y sus escasos medios, no desfallecen en su lucha por la vida del papel, del periódico impreso, el de toda la vida, el del rigor y la lectura detenida y meditada, frente a la información de titulares, de la frivolidad y del «todo vale» tan habitual en los diarios digitales.
Cuando provincias como Guadalajara y Cuenca se han quedado sin diarios locales impresos, en León ha nacido un nuevo periódico: «El Día de León”» que será semanal, como quizás algún día lo serán algunos de los que sobrevivan a la actual crisis, y que tiene el mérito de desafiar a la muerte anunciada en una valiente apuesta. La provincia leonesa cuenta así con cuatro periódicos de papel, de los de antaño, de los de toda la vida: «La Nueva Crónica», «Diario de León», «El Faro Astorgano» y, ahora, «El Día». Un lujo sólo al alcance de una tierra de profunda tradición periodística como es la leonesa.