Artes&Letras / Libros

Nuevas entregas de lírica popular

El escritor salmantino José Luis Puerto refuerza su faceta como investigador en torno a la tradición oral de Castilla y León. Acaba de publicar dos estudios que le llevan desde la Sierra de Francia natal a las tierras de La Bañeza

Plaza Mayor de La Alberca (Salamanca) ARCHIVO ABC

NICOLÁS MIÑAMBRES

Dentro de la extensa carrera de José Luis Puerto, ahora aparecen un par de volúmenes relacionados con el estudio sobre la tradición oral de la Sierra de Francia y las tierras de la Bañeza, campo en el que es un maestro. Lo es por un triple motivo: aparte de su nacimiento en La Alberca, por su rico acervo en las cuestiones romanceriles, su creciente vocación desde los años infantiles y la persistencia de una dedicación investigadora. Ahora aparecen dos obras ligeramente distintas Romances y cantares narrativos de la tradición oral en la Sierra de Francia, y por otra parte La palabra heredada. Tradiciones orales en las Tierras de la Bañeza.

Romances y cantares… supone un goce inesperado para todos los lectores, especialmente para los aficionados al romancero tradicional. A pesar de que los avances eruditos y críticos son incuestionables, el aroma de Menéndez Pidal pervive en sus ciento sesenta romances recuperados. En ellos lleva a cabo una actualización de los estudios del romancero, desde comienzos del siglo XX. De todos es sabido que hay una fecha mítica en este campo: el viaje de novios de don Ramón Menéndez Pidal por tierras sorianas con doña María Goyri, que oye cantar a una lavandera el romance de «Muerte del príncipe don Juan». Comienza así la sorprendente recogida que, de momento, tiene su final en la obra de José Luis Puerto.

El autor ofrece frutos tradicionales del sur de Salamanca y sobre todo de la Sierra de Francia, completando las aportaciones de distintos investigadores aproximadamente desde comienzos del siglo XX. La encuesta «Salamanca 2002» es, seguramente, el último trabajo publicado antes de la obra de José Luis Puerto.

El autor José Luis Puerto

Aparte de las pinceladas anteriores, la obra ofrece una visión peculiar del romancero: el ciego cantor, manifestación humana y literaria de inesperados resultados. De ello se habían ocupado autores del Siglo de Oro y escritores modernos como Julio Caro Baroja, Ganivet, Alejandro Casona o Luis Díaz Viana. La obra de Puerto ofrece una visión distinta y complementaria: «el ciego cantor como arquetipo», es por tanto un descubrimiento llamativo. No faltan nombres egregios, como los del ciego de Valdefuentes, uno de los más populares, y el ciego del Casar, que unían su condición de viajeros a la de cantores y, de alguna forma, compositores. Curiosamente, José Luis Puerto ha tenido conocimiento personal y contacto con algunos de sus descendientes.

«El aroma de Menéndez Pidal pervive en los 160 romances recuperados en la sierra salmantina»

A todo ello se une además un excelente estudio: el contexto en el que los romances aparecen, relacionados con el juego de niños y niñas, el tiempo de serano y de ocio, los mozos y los quintos, los romances de los tamborileros, y, por supuesto, los trabajos y los días. Sin olvidar los ciclos de las fiestas e incluso romances rezados como oraciones. Incluso aparecen mínimos documentos de que el romancero renace.

Pero las aportaciones que la edición de José Luis Puerto ofrece no finalizan aquí. A la soberbia introducción hay que añadir otros apartados técnicos complementarios: «Fichas de los romances» y «Relación de lugares e informantes». Todo ello se completa con una extensa bibliografía.

Comarca bañezana

Coincidiendo con Romances y cantares aparece La palabra heredada, un trabajo vinculado a tierras de La Bañeza. Unas palabras de Unamuno sirven de espíritu a los objetivos del libro: «¡Y no es poca la mies!». Junto a Unamuno no hay que olvidar el nombre de uno de los mejores folcloristas leoneses, Manuel Fernández Núñez.

José Luis Puerto lleva a cabo la captación oral de estas formas tradicionales siguiendo el método clásico por veintitrés pueblos o localidades de la comarca bañezana. Curiosamente, la colaboración de las mujeres es superior a la de los hombres: de entre los treinta y nueve informantes, veinticuatro son mujeres y quince hombres,

Es llamativa la recuperación de formas tradicionales: Refranes, fórmulas rimadas, adivinanzas, dictados tópicos, oraciones, cantares, romances, cuentos, leyendas... se completa con una enumeración de lugares e informantes y una bibliografía esencial. De alguna manera, estamos ante el atractivo de que lo expuesto es la vida misma. He ahí el mérito de la obra.

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