La nueva ley de caza contempla actuar en «emergencia cinegética»

Los cazadores valoran que el texto incluya a expertos para la red de seguimiento de poblaciones

ICAL

I. J.

Una Red de Seguimiento de las Poblaciones Cinegéticas, que contará con un comité científico integrado por expertos, y la regulación de los controles poblacionales, incluyendo el concepto de «emergencia cinegética» son las dos principales novedades que incluye el borrador de la nueva ley de caza que ya tiene redactado la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León. Y lo planteado gusta a los cazadores, según dieron ayer a conocer a través de una nota de prensa tras una reunión con el departamento que dirige Juan Carlos Suárez-Quiñones.

«La primera impresión es buena», valoraron desde la Federación de Caza, el primer colectivo con el que han comenzado las consultas previa sobre el texto, y que continuarán con las organizaciones conservacionistas y, después, con los partidos políticos.

El borrador incide en «la necesidad de una adecuada planificación y ordenación de los recursos cinegéticos», señalaron desde la Federación. Por ello, los planes cinegéticos «constituirán una pieza fundamental para conocer el tamaño de las poblaciones de las especies». Y aquí una de las novedades, la creación de la Red de Seguimiento de Poblaciones Cinegéticas, que según destacaron desde la Federación, «servirá para ofrecer la mejor información disponible de la situación» del número de ejemplares de cada especie que se puede cazar. No en vano, uno de los argumento del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) para pronunciarse en contra de la Junta tras los recursos de los ecologistas fue que la norma de la adolecía de esos estudios.

Riqueza cinegética

Para realizarlo, se contará con «expertos» que integrarán un Comité Científico que también promueve la ley. Se encargará de asistir a los órganos consultivos y a la propia administración en la toma de decisiones sobre esta materia, «puesto que lo que se persigue» con el nuevo texto «es proteger y fomentar la riqueza cinegética de Castilla y León», valoraron desde la organización que preside Santiago Iturmendi.

Otro de los capítulos novedosos viene a responder a una realidad y, en ocasiones, problema: la sobreabundancia de especies en determinados momentos y lugares. Hay ocasiones, reconocen, que la «caza lúdica y deportiva puede no ser suficiente para prevenir o paliar los daños que determinadas especies ocasionan a la sociedad». Un ejemplo, los conejos, que no pueden considerarse plaga, al ser especie cinegética. Para ello, la ley regulará los controles poblacionales para reducir la presencia de «determinadas poblaciones» al «margen» de la actividad de la caza.

Se incluye en este punto y a mayores un nuevo término, el de «emergencia cinegética», que faculta a la administración para establecer medidas dirigidas a «reducir el tamaño» de esas poblaciones «en aquellos casos en los que los daños a la agricultura, el riesgo sanitario para el ganado, para las personas o para la seguridad vial sean de especial gravedad».

Redactar una nueva ley de caza tras los reveses judiciales en esta materia era, de hecho, fue un encargo directo a Suárez-Quiñones tras haber «blindado» la práctica con un texto en las Cortes y sortear así la suspensión cautelar. Y los trabajos avanzan a buen ritmo. Tras las reuniones previstas con el borrador ya redactado, el texto pasará a exposición pública y, según ha podido saber ABC, la intención es que en febrero pueda ser aprobado por el Consejo de Gobierno, de modo que tras la tramitación parlamentaria en las Cortes se someta a votación antes de la próxima temporada -la media veda se suele abrir el 15 de agosto-.

Apuesta decidida

Desde la Federación de Caza, conscientes de que aún «queda mucho por discutir», sí valoran que la futura ley «tiene vocación de ser una norma moderna, pionera y hecha para caza de forma legal y decidida». También, que la Junta se comprometa a «colaborar en la divulgación», ya que «en muchos casos» la población «desconoce el verdadero alcance de la actividad».

Resaltan también que el texto apuesta «decididamente» por la caza, entendiendo a las especies cinegéticas como «recurso natural renovable y plenamente compatible con la conservación» y los «otros usos» del campo. «La caza no sólo es una actividad lúdica o deportiva, sino que sirve para prevenir o reducir los daños que las especies ocasionan a la seguridad vial, a la agricultura y a la ganadería», así como un «motor para el desarrollo rural», que también potenciará la norma.

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