Normalidad festiva

No tengo ninguna duda de que la acumulación de días festivos el pasado fin de semana fue determinante para la baja participación popular de este año en Villalar. Pero hasta este aspecto habla de la normalidad que ha tomado la fiesta, que cada vez será más eso, un día de fiesta, de descanso, que cada castellano y leonés festejará como mejor le venga en gana.

Afortunadamente quedan atrás los tiempos en los que la convocatoria de la Campa de Villalar se medía en términos de confrontación, cuando no de marginalidad. Era un día más para la página de sucesos que para la reivindicación del espíritu de Comunidad, algo que se materializaba en un manifiesto cuyo espíritu se escoraba siempre hacia la izquierda y con tintes de confrontación con el Gobierno regional. Luego llegó el consenso del texto y de la vía del diálogo empezó a dibujarse el tiempo de normalidad que, afortunadamente, hoy es una realidad.

El trabajo de los colectivos que tradicionalmente se han dado cita en la campa, la normalidad que imponen los ciudadanos y el trabajo de la Fundación Villalar, así como la presencia de líderes regionales del Partido Popular en la fiesta, han hecho el resto. Para la localidad es un día grande, muy enriquecido culturalmente por la programación de la Fundación; para los partidos y colectivos tradicionales en la cita, se mantiene el carácter reivindicativo que creen debe de tener, y para el PP es un día de presencia en la fiesta sin sentirse agredidos ni ser protagonistas.

Así las cosas, Castilla y León tendrá que mirar al futuro con un día para reafirmar su identidad en el calendario, en el que disfrutar y reivindicar el carácter integrador y dialogante de una comunidad que, lógicamente, debe clamar por resolver sus problemas que también deben de estar presentes siempre en esta cita.