Luis Jaramillo - Punto de vista

No todos son iguales

«Nadie negará que el Gobierno y los constitucionalistas han tenido una paciencia rayana en la santidad para aguantar todos los retos del separatismo catalán»

El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont (d) y el vicepresidente, Oriol Junqueras (i), durante la reunión semanal del gobierno catalán, a dos días de que el Parlament se reúna para acordar una respuesta a la aplicación del artículo 155 de la Constitución EFE

LUIS JARAMILLO

No hay asunto informativo que se abra paso ante el desafío catalán y con él la inevitable crítica a la gestión del caso. Por parte de unos y por parte de otros, aunque nadie negará que el Gobierno y los constitucionalistas han tenido una paciencia rayana en la santidad para aguantar todos los retos del separatismo catalán. En las conversaciones es inevitable el argumento de que se ha cometido un grave error al transferir a las autonomías competencias como la Educación o la Sanidad. A la vista de los acontecimientos, del adoctrinamiento practicado en Cataluña e incomprensiblemente consentido, es lógico que se pueda pensar así.

Pero los hechos no son iguales en todos los sitios y cuando la gestión se ha hecho con la vista puesta en la formación y no se ha dedicado a alimentar los delirios de sus responsables, los resultados son diferentes. En Castilla y León la educación se ha gestionado con criterios de eficacia y, con sus luces y sombras, los resultados están ahí. El profesorado es profesional y entregado y su trabajo está avalado por los datos de informes especializados que, como el PISA, conceden a nuestra región un reconocimiento de la gestión educativa.

La autonomía es acercar la administración al ciudadano, estar más cerca de sus problemas y dar soluciones. Las comunidades integradoras, como es Castilla y León, han hecho su trabajo. En Cataluña la autonomía hace tiempo que se utiliza de cortina para tapar muchas vergüenzas, con una hoja de ruta que lleva a la división y la fractura, no solo del territorio en relación a España, sino de una gravísima fractura social interna y la quiebra económica que se está perfilando. Quiero tener esperanza, aunque esta sea muy pequeña, y creer en la solución del conflicto y que se aproveche para revisar el estado autonómico para que recobre el sentido real que tiene que tener en cada territorio.

No todos son iguales

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