José Gabriel Antuñano - El callejón del gato
No a los extremismos
«La polarización, que existiría en España si estas fuerzas reaccionarias crecieran, aconseja no votar a los extremos»

Podemos emergió beneficiándose unos pocos devenidos en oligarcas, del descontento de muchos por injustas políticas sociales, el desencanto de una generación preparada y por abusos políticos, económicos y sindicales, que exigían la ruptura de un sistema obsoleto. Acariciaron el cielo y al frente de convergencias se instaló un caudillo con incontinencia verbal, rodeado de un equipo que confeccionaba programas trufados de rancio marxismo antieuropeo. De este partido extremo han emanado propuestas totalitarias, excluyentes, insolidarias, regresivas y antidemocráticas. En las hemerotecas se guardan estos planteamientos, el nulo intento de regeneración política y las purgas internas. Los resultados ahí están, fragmentación y contestación que conducirán, según las encuestas, a un apoyo menor, con votantes que irán al PSOE, a Vox y a la abstención.
En el otro extremo, con vasos comunicantes con los podemitas, antieuropeismo y deseo de ruptura de la transición, Vox, partido residual en los últimos años, a los que la torpeza del PP en los cuatro últimos ha dado alas. Existen varios motivos para no apoyarlos: las formas también caudillistas de su líder; las inquietantes expresiones de sus discursos («somos un movimiento patriótico de salvación nacional»); el desconocimiento de otros candidatos, acaso más radicales que el propio líder; y el programa electoral. Este se lee entre vaguedades, amenazas a la supresión de derechos democráticos, rezumante insolidaridad en relación a los inmigrantes y a cuantos disienten de su manera de pensar, y un autoritarismo nacionalista, que recuerda épocas pretéritas, cuando este país se encontraba ayuno de libertades. Edulcoran el programa con medidas bienintencionadas para camuflar lo anterior y que no impulsarán, porque estas se basan en la libertad, la verdad y la tolerancia. La polarización y radicalización, que existiría en España si estas fuerzas reaccionarias crecieran, aconseja no votar a los extremos.