CRISIS DEL SECTOR LÁCTEO

Un año negro tras la «Marcha blanca»

110 gaderos menos y precios más bajos que el pasado verano dibujan la «inviable» situación de un sector que mira al futuro con incertidumbre

LLegada de los integrantes de la Marcha a Madrid el 4 de septiembre de 2015 ICAL

I. JIMENO

Uuuffff!». Es la breve expresión, pero cargada de un gran significado con la que desde el sector ganadero resumen, con impotencia y resignación, cómo está la situación para el vacuno de leche. Cuando se cumple un año del final de la «Marcha blanca» con la que los productores de Castilla y León llevaron hasta el 4 de septiembre hasta Madrid, tras 12 etapas y con 30 kilómetros en sus pies, sus demandas y reivindicaciones ante unos precios a la baja que hacían insostenibles sus explotaciones, la situación «lejos de mejorar, ha empeorado». En eso coinciden desde las diferentes organizaciones agracias y las cooperativas. Y los números dan la razón a su queja. El balance de estos doce meses está en rojo para el primer y más débil eslabón de la cadena: el ganadero. 110 productores menos con entregas de leche en julio de este año (último dato disponible en el Ministerio de Agricultura) que uno antes (1.297 frente a 1.407) es el resultado de un continuo goteo de bajas, que también a nivel nacional ha perdido efectivos. Con menos ganaderos en activo, con ellos también han echado el cierre sus explotaciones. En lo que va de año, Castilla y León ha pasado de ser de la tercera a la cuarta en un ranking que encabeza la cornisa cantábrica, con Galicia siempre a la cabeza, con más de la mitad de las casi 16.000 granjas. La Comunidad suma el ocho por ciento. Y con ellas también disminuye el número de animales. Más de 2.000 reses menos se ordeñan ahora en Castilla y León que al cambiar de calendario. Quedan 95.907 animales (el 11,3 por ciento de las 866.935 de un total nacional donde Galicia, con el 39,5% y 342.806 vacas siguen siendo líder) cuando 2015 cerró con 97.665.

El fin de las cuotas el 1 de abril de 2015 que durante 30 años habían marcado la producción por países en la Unión Europea inició el punto hacia la precipitación del vacuno de leche, que además se enfrenta a otras cuestiones que a nivel internacional hacen mella como el descenso de la demanda en un territorio tan importante como el gigante chino, el veto ruso o la disminución del consumo de leche. Pero desde el sector agrario apuntan directamente a otros responsables: la industria y la distribución, sin olvidarse de las instituciones, de la que reclaman más acción.

«El sector está secuestrado por la industria y la gran distribución, con el consentimiento de la administración», denuncia desde La Alianza UPA y COAG Aurelio Pérez. La «desesperación» de los productores ante la «amenaza constante» de que no les recogerán la leche es lo que ha llevado a esta situación, argumenta el líder de la organización agraria, que el año pasado se descolgó de la «Marcha blanca» que sí contó con el apoyo del resto de Opas, cooperativas y productores de leche, además de representantes de otras comunidades como Galicia, Asturias o Cantabria.

Lo peor, asegura, es que la situación «no tiene visos de cambiar», porque los precios acumulan meses y meses de caídas y las ayudas, señala Pérez, «tampoco son una salida» y sí un «engaño manifiesto».

Unos precios estables y mínimos para garantizar que se cubren costes de producción es la demanda en la que coinciden. Y es que si cuando el año pasado salieron a la carretera los consideraban insuficientes y se situaban, de media, en Castilla y León en 0,299 euros el litro y reclamaban al menos 0,34, según el último informe del Fega se han quedado en 0,293, aunque en enero repuntó hasta los 0,314. Eso sí, no en todas las explotaciones es igual, las hay que están en los 0,31, pero otras en las que perciben 0,22 por su materia. Unas cuantías con las que se hace «insostenible» sobrevivir y mucho menos pensar en el futuro, inversiones o modernización. Eso cinco céntimos menos por litro de leche son un mundo que separa la diferencia entre la posibilidad de subsistir o cerrar. En una explotación media con una producción de 500.000 litros al año supone unos 30.000 euros.

«Las previsiones son muy negras», asegura Adoración Martín, de UCCL, quien mira con cierta incredulidad las previsiones de mejora. Ahora, «no tenemos ningún aliciente», asegura esta ganadera de vacuno de leche que comprende que las incorporaciones al sector sean prácticamente nulas al ver que el esfuerzo y sacrificio diario no da ni para pagar facturas. «Lo importante es un plan de futuro», reclama.

También intervención reclama el presidente de Asaja, Donaciano Dujo, quien lamenta que el casi año transcurrido sin Gobierno de la Nación también frena las posibilidades de actuación, en las que mira a países como Italia o Francia, donde identifican su producción o impiden que entre de fuera mientras no se consuma el producto nacional. Y España, es deficitaria. Aunque se han dado paso, señala Dujo, «no han tenido el efecto que deseábamos», que es que «suba» el precio de la leche y pueda garantizarse una «rentabilidad a futuro».

También desde las cooperativas, Urcacyl reconoce que con precios en algunos casos que caen hasta los 0,10 euros por litro, la situación es «totalmente inviable».

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