MusiARQ: construyendo emociones
Este proyecto de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Valladolid busca despertar en los niños el interés por esta disciplina
a arquitectura está en nuestras vidas: en casa, en el colegio, en un museo, en el hospital, y es algo que se puede mejorar y adaptar a nuestras necesidades si sabemos comprenderlo. Esta es la idea principal que el Grupo de Investigación e Innovación en Arquitectura e Infancia de la Universidad de Valladolid (UVA) lleva casi cinco años trasladando a los escolares vallisoletanos a través de su proyecto «MusiARQ, creando arquitectura con la música».
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En este mes de febrero han comenzado los talleres de este curso, sumando la música a los planos, el ritmo a los edificios e intentado trasmitir emoción a los niños para que comprendan todas las dimensiones de un edificio, las físicas y también las menos perceptibles a simple vista, las artísticas y emocionales. Porque el proyecto se basa en las conexiones existentes entre el mundo musical y el arquitectónico, descubriendo los edificios más representativos del siglo XIX y XX gracias a fragmentos musicales que ayudan a los niños a entender la emoción que transmite una construcción. Entre las finalidades del proyecto está la de descubrir vocaciones científicas, pero también difundir la arquitectura y fomentar la protección de nuestro patrimonio.
Música y construcción se cruzan en esta iniciativa
Gemma Ramón Cueto, secretaria académica de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la UVA y coordinadora de este grupo de investigación -integrado por 12 profesores, investigadores y profesionales de la arquitectura- explica que «la idea es adentrarnos en los objetivos del currículo de Educación Infantil y Primaria y extraer de él las competencias que afectan a la arquitectura desde el punto de vista técnico y artístico». Realizan unos cuadernos didácticos que comparten pon los docentes de esos niveles educativos con «el objetivo de desarrollar las capacidades creativas de los niños y que no se pierda la de dibujar». A lo largo del curso, esos docentes pueden contactar con el grupo de investigadores para cualquier consulta al adaptar la metodología a sus clases.
El pasado 21 de enero «MusiARQ» celebraba uno de sus talleres en las aulas hospitalarias , esta vez en el Hospital Clínico de Valladolid, y el 10 de febrero pasado eran los niños de 5º y 6º de Primaria del CEIP Ignacio Martín Baró de Valladolid los que en el Parque Científico de la UVA se acercaron a conceptos como el ritmo en un edificio o al dibujo como capacidad de expresión y, sobre todo, el papel de algunas de las arquitectas más importantes de la historia.
Mujeres arquitectos
Estos talleres, además, trasladan a los escolares la importancia de la mujer en el mundo arquitectónico, ya que el 11 de febrero se celebraba el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia . Porque, según Ramón, «la mujer ha estado detrás de la figura del hombre en este campo y a través de ella, sin embargo, se han desarrollado muchas competencias de la arquitectura» -los muebles de Le Corbusier los diseñó Charlotte Perriand-.
El proyecto (también realizan una iniciativa, «Espacios de Ingenio», para Secundaria y Bachillerato) ayuda a los niños a desarrollar la creatividad y el trabajo en equipo porque éste último «es fundamental para los arquitectos», según Gemma Ramón, que añade que «de los niños me sorprende que entienden perfectamente los conceptos que explicamos, lo que les decimos de los materiales sostenibles, sobre el calor de la Tierra y que en su interior hay ríos de lava con los que podemos calentar nuestra casa». Y es que «no están condicionados como lo están los adultos», aprovechando que cuando somos pequeños, mucha de nuestra capacidad expresiva se desarrolla a través del dibujo y no de la escritura, y esa capacidad pictórica se va perdiendo con el tiempo. «Para ser arquitecto no tienes que ser un habilidoso del dibujo, ni Picasso o Rembrandt», comenta Gemma Ramón que les asegura a los alumnos de Bachillerato que dicen no saber si estudiar esta disciplina porque sostienen «que no saben dibujar».