«El mundo minero está desapareciendo y merecía una despedida»
La autora leonesa Noemí Sabugal condensa en «Hijos del carbón» el ocaso del sector en España para lanzar a la vez un mensaje de esperanza sobre la necesaria reinvención de los pueblos de las cuencas
Hasta la fecha no había cultivado el género del ensayo, pero Noemí Sabugal, nacida en el pueblo minero de Santa Lucía de Gordón (León) y unida afectivamente a este mundo, consideró que el ocaso de la minería bien merecía un ejercicio de memoria. El resultado es un libro comprometido, una exhaustiva radiografía plagada de testimonios que quiere ser el gran relato sobre la vida junto al carbón en unos pueblos que ahora se afanan en buscar un nuevo futuro.
-Hija y nieta de mineros, nacida y criada en la cuenca minera de León, ¿siente que tenía la deuda de abordar este tema?
-La verdad es que sí. Nunca había pensado hacer una novela de la minería, ni un ensayo como es este caso, pero cuando en 2016 cerró la gran empresa minera de mi cuenca, fallecieron mis abuelos y luego por una serie de circunstancias sucedieron otros cierres me di cuenta de que era un mundo que estaba desapareciendo tal y como lo conocíamos, y ahí fue cuando me percaté que merecía una despedida, un homenaje o un ejercicio de memoria, y que podía hacerlo desde una base personal y también desde una visión un poco externa, intentando aprovechar los recursos de la literatura y el periodismo.
-El libro lleva detrás una exhaustiva labor de investigación. ¿Cuánto tiempo transcurrió hasta darle forma y qué dificultades encontró?
-Han pasado más de tres años, y dificultades me he encontrado algunas muy importantes, ya que en 2018 cerraron las minas y ahora en 2020, en junio, la mayoría de las térmicas. Estaba escribiendo sobre algo muy vivo, y como tal, a veces he tenido que volver a los territorios, a las cuencas mineras, donde me fui encontrado situaciones muy distintas que me obligaron a reescribir muchos capítulos.
-Habla del pasado, pero reivindica un futuro para esas cuencas.
-Sí, claro. Han sido el sitio donde se ha creado la energía que permitió el desarrollo de España. Ahora mismo el debate está en la transición energética. Hay unos fondos europeos que llegarán para ello, que se han reducido por la crisis del coronavirus, pero para los que de nuevo se volverá a mirar a esas zonas rurales de la España vacía. Ahora mismo en la Montaña Central de León hay varios proyectos eólicos que se quieren implantar en sitios Reserva de la Biosfera y para los que la gente se está posicionando en contra. Ahí también va a estar el debate.
«La mujer siempre estuvo en este mundo. Fue esencial a la hora de conformar la sociedad minera»
-En el libro también pone voz de mujer a la historia del carbón y de la lucha minera.
-En las cuencas, el trabajo de la mujer ha sido esencial porque afectaba a toda la comunidad. De hecho, hubo unos años durante la posguerra que se necesitó tanta mano de obra que hubo mujeres trabajando en la mina, pero por no llamarlas mineras se aludía a ellas como productoras, para encubrir un poco la circunstancia de que entraban en la mina. Pero la mujer siempre ha estado en este mundo. Han sido esenciales a la hora de conformar la sociedad minera. Fueron fundamentales en la creación de esa red de asistencia que tuvieron estos territorios para acoger a los jóvenes mineros que llegaban de todas partes y también en las reivindicaciones. Estamos hablando de algo que compete a toda una sociedad y las mujeres somos el 50 por ciento, no es que haya puesto el foco en ellas de forma artificial.
-Se ha confesado lectora voraz de la novela negra, género que también ha cultivado, sin embargo en «Hijos del carbón» cambia de registro.
-Parece que lo mío es lo negro en toda sus vertientes (ríe) -la protagonista de su anterior obra era una música afroamericana y sus dos premiados primeros libros son novelas negras-, pero fue más el tema que por cambiar de género. Desde el primer momento tuve claro que tenía que ser un ensayo, mezclado con el periodismo narrativo, el libro de viajes... Era como un compromiso que yo adquiría con la realidad.
-Fue Julio Llamazares quien la recomendó a la editorial Alfaguara. ¿Un privilegio?
-Y una confianza por su parte porque le habló de este proyecto a Pilar Álvarez (directora literaria) cuando él todavía no había leído nada; no diría que confianza ciega, porque Julio me conoce, pero sí un exceso de confianza. Luego, Pilar es una editora que conoce muy bien el género del ensayo (fue la editora de «La España vacía» en Tusquets) y ha sido una enorme suerte tenerla al otro lado. Es entusiasta, inteligente y ha sido un apoyo enorme.