Jubilados de un pueblo de León «ocupan» la marquesina del bus al negarles un espacio para «echar la partida»

El antiguo presidente de la Junta Vecinal de Torneros de Bernesga no les cedió la Casa del Pueblo para montar su «Club de la Baraja» y ahora son ellos los que no quieren cambiar «porque estamos tan a gusto»

Partida de cartas, en una imagen de archivo ABC

H. D.

Pasadas las 16.00 horas, durante la sobremesa, Edonina González y otros dos jubilados de Torneros del Bernesga, un pequeño municipio de León , tienen todos los días una cita en la antigua marquesina de autobús del pueblo. Allí se reúnen todas las tardes, de lunes a sábado, desde hace algunos años para jugar su partida de brisca desde que el anterior presidente de la Junta Vecinal les prohibiera el uso de la Casa del Pueblo «sin darnos ninguna razón».

«Nos hemos llegado a juntar hasta ocho, pero ahora somos tres los fijos», explica a ABC la propia Edonina, quien junto a sus compañeros no hace pereza pese a las bajas temperaturas del invierno en el municipio porque dice que han condicionado adecuadamente el lugar.

Hace tiempo que el Ayuntamiento les cedió unos bancos. Ellos se encargaron de poner una mesa, una estufa y unos plásticos para recubrir la marquesina, que han transformado en una especie de invernadero . «Es un lugar tranquilo, y además hay mucho sitio», contesta al ser preguntada por si no tiene miedo de que algún vehículo que circule a su alrededor les juege una mala pasada -se encuentra ubicada en una rotonda a las afueras del municipio.

Una de las calles del municipio de Torneros del Bernesga GOOGLE MAPS

Tan a gusto se encuentra en este peculiar «Club de la Baraja» que pese a que el nuevo presidente de la Junta Vecinal les ha ofrecido volver a utilizar la Casa del Pueblo, ellos se han negado. «Ahora preferimos estar aquí que encerrados», señala Edonina, que cada tarde pasa «como mínimo, un par de horas», junto a sus dos compañeros Justo y Nila . Tampoco se han planteado trasladar «la partida» al único bar del municipio, donde Justo suele tomar un café antes de su cita diaria con sus dos compañeras de partida. «Aquí estamos muy a gusto. Evitamos chismes y charlamos tranquilamente».

La marquesina les esperará cada tarde al menos durante unos cuantos meses más hasta que en verano se trasladen a otro lugar a la sombra porque ni Edonina ni sus compañeros perdonan esta clásica cita de la sobremesa española haga frío o calor.

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