Mecenas de «mi vecino» el Patrimonio

La nueva ley de Patrimonio Cultural de Castilla y León reforzó la participación social en la conservaciones de los bienes. Pone negro sobre blanco una práctica que viene repitiéndose desde la crisis, pues cada vez son más los vecinos que se implican en la defensa de los monumentos cercanos a través del micromecenazgo

El Monasterio de Santa María de Rioseco salió el año pasado de la Lista Roja de Hispania Nostra ABC

H. DÍAZ

En septiembre de 2018 el Museo del Prado lanzaba su primera campaña de micromecenazgo; ¿el reto? reunir 200.000 euros para adquirir un retrato inédito del pintor francés Simon Vouet (1590-1649). Tres meses más tarde la iniciativa a finalizaba con éxito. Parte del dinero conseguido había sido gracias a empresas u obtenidas a través de la Fundación de Amigos del Prado, pero la mayoría del montante, más de 150.000 euros, fue merced a pequeños «pellizcos» de particulares.

¿Si gente anónima había donado dinero para adquirir una obra en la más grande pinacoteca española porqué no intentar que unos vecinos de un pueblo colaborasen en la rehabilitación del patrimonio que les toca más de cerca? Es lo que pensó el alcalde de la aldea burgalesa de Quintanilla de Riofresno, Roberto Castro. Dicho y hecho. El primer edil de este municipio de apenas treinta habitantes empadronados preguntó en Twitter los pasos a seguir para emprender una campaña de micromecenazgo e Hispania Nostra, la asociación que nació en defensa y promoción del Patrimonio Cultural, se fijó en ellos. De eso hace más de medio año y el pasado 10 de marzo el proyecto «Mecenazgo Cultural 444. Restaurando San Román» se cerraba con el objetivo cumplido con creces, ya que aunque Castro se había propuesto obtener un mínimo de 10.000 euros, lo recaudado alcanza los 18.000. «Ha sido un exitazo increíble», señala el alcalde, que ya había conseguido anteriormente otros 15.000 euros gracias al boca a boca de los vecinos que respondieron a pequeñas iniciativas como sorteos y participaciones en la Lotería, además de alguna que otra generosa aportación privada.

El alcalde de Quintanilla de Riofresno, Roberto Castro, junto al retablo que quiere rehabilitar ABC

Tal y como aclaraba el nombre de la campaña, el destino de ese montante será el Retablo Mayor de la Iglesia de San Román , en el mismo municipio, «una joya renacentista» de 1575 de Juan de Esparza, «un gran artista -detalla Castro aludiendo a un estudio de Alberto Ibáñez- cuya lucha constante con sus acreedores le llevó a trabajar en pequeñas localidades como la nuestra donde ofrecía sus servicios a la baja».

Dice Castro que el deterioro del retablo es fácilmente visible. Aunque desde el punto de vista estructural «no hay desajustes importantes», sí cuenta con «deterioros» como consecuencia del «natural envejecimiento de los materiales -la madera está atacada por xilófagos- y la acumulación de suciedad y polvo». «Es verdad que si ha aguantado 400 años podrían hacerlo otros tres más, pero creo que cuanto antes se haga mejor». Si aguardan otra década para su restauración «igual no nos cuesta lo mismo», y lo que es peor, «a lo mejor ya no queda gente en el pueblo». El alcalde decidió acudir a la ayuda de los vecinos tras comprobar que con los 24.000 euros del presupuesto anual del pueblo no podía hacer frente a los gastos y que sus llamadas al Arzobispado, Junta y Diputación habían sido infructuosas. «Leoncio, el sacerdote de la parroquia, ya me comentó que habría que ponerse a la cola porque tienen prioridad los bienes inmuebles».

Salir de la Lista Roja

Precisamente por ser tal, un bien inmueble, el Gobierno regional sí que participó hace años en la rehabilitación del Monasterio de Santa María de Rioseco, situado también en la provincia burgalesa, en la comarca de Las Merindades. La ayuda permitió colocar la techumbre de la Sala Capitular. En octubre de 2018 salía de la Lista Roja tras una década de trabajos entre los que se encontró la consolidación de los restos del claustro y la limpieza de techumbre. Sin embargo, señala Esther López, de Salvemos Rioseco, aún queda mucho por hacer, y con el fin de seguir avanzando también recurrieron hace unos meses a una campaña de micromecenazgo impulsada bajo el amparo de Hispania Nostra. El objetivo era conseguir dinero para rehabilitar la cilla -así se llama al granero o bodega- del monasterio y en esta ocasión, el dinero obtenido también superó las expectativas, alcanzando cerca de 32.000 euros. «No había otra manera, a no ser que hubiera aparecido una donación millonaria», justifica Esther, quien considera casi «un milagro» que voluntarios de muy diversa condición se hayan sumado «todos a una, como Fuenteovejuna» en defensa de este monasterio hace unos años completamente abandonado. De hecho, recuerda que todo comenzó con un proyecto de innovación educativa del vecino instituto de Villarcayo, en el que ella era profesora. Cree que desde que la crisis estallara la gente está más concienciada de que los recursos privados serán, en ocasiones, la única vía de salvar ciertos vestigios del pasado. Incluso la nueva Ley de Patrimonio Cultural de Castilla y León, aprobada el pasado año, insiste refuerza esta idea de que la participación social es clave en la conservación y la gestión del patrimonio cultural. Al respecto, Esther López considera «esencial» que la gente conozca su patrimonio vecino: «Algo que está olvidado deja de existir y poco a poco desaparece. Primero hay que conocer, porque cuando conoces quieres y cuando quieres, defiendes».

Detalle del desmontaje y del ábside de Fuentidueña que hoy se puede ver en el Metropolitan de Nueva York

En la misma línea se manifiesta Álvaro Menéndez. Al contrario que las dos iniciativas anteriores, la campaña que impulsó para recrear el ábside de la Iglesia de San Martín de Fuentidueña, hoy conservado en el Museo Metropolitano de Nueva York, no llegó a buen puerto pero él no se da por vencido. La iniciativa no perseguía como tal la reconstrucción -«ese es un objetivo a muy largo plazo»- pero sí poner en marcha una serie de exposiciones, debates y una maqueta para recuperar su memoria. Álvaro ha pasado mucho tiempo en EE.UU. y dice tener el «chip» de que la sociedad civil pueda revertir a la cultura dinero e inversiones a través del mecenazgo, aunque para que fuera una realidad en España debería haber leyes fiscales que lo acompañase. Aún así, cree que el micromecenazgo en España seguirá «in crescendo».

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