«Matrícula de honor» para profesores y alumnos tras un curso Covid

Mañueco felicita a los centros por su «capacidad de adaptación» en un emotivo homenaje. «Sois para mí un orgullo», les trasladó Rocío Lucas

El presidente de la Junta entrega unos diplomas simbólicos a estudiantes HERAS

Clara R. Miguélez

Palabras como ‘clases virtuales’, ‘desafío’ o ‘incertidumbre’ han sobrevolado los discursos del acto de homenaje que ha organizado este viernes la Junta de Castilla y León en el Monasterio de Nuestra Señora del Prado. Se posaron en boca de los «protagonistas», tal y como les introdujo la consejera de Educación, Rocío Lucas, que ha valorado la «madurez» y la «responsabilidad» de los alumnos y el «compromiso» y la «vocación» de profesores y directores , que han recibido y concedido un aplauso emocionado. «Sois para mí un orgullo», anticipaba Lucas. El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, ha ahondado después en las buenas palabras: «Este curso ha sido un éxito, ha demostrado una gran capacidad de adaptación por parte de todos y que ese ‘talento con futuro’ que tenéis es líder en España», ha resaltado, antes de asegurar que todos merecían una «matrícula de honor» por su conducta intachable frente al virus. «Para mí es un privilegio poder agradecéroslo en persona», añadió.

Mañueco ha recordado la incorporación de 1.300 docentes extra para reforzar plantillas y bajar las ratios por clase , así como la creación de ‘equipos covid’ en los colegios o el «impulso a la digitalización» con 10.000 dispositivos para los alumnos sin posibilidades económicas. Ha agradecido la coordinación que ha hecho posible superar este curso tan especial y ha especificado que el Gobierno central tiene la vista puesta en las medidas de seguridad que ha adoptado el modelo castellano y leonés: «Se han fijado en vosotros, en lo bien que lo habéis hecho», ha remachado.

Fuera, el sol anticipaba el verano, y eso que los recuerdos duros no se habían convertido aún del todo en pasado, clavados en el día a día de los centros, como si fueran un mal sueño. De esos de los que no se ha despertado del todo, pero de los que se consigue salir con energía suficiente para dominar el nuevo día. O para acabar las últimas clases, en este caso. Se evocaron el gel hidroalcohólico compulsivo, la voz telefónica y «ahogada por el virus» de los padres o la ventana de clase abierta hasta en pleno invierno.

Ante todo, las voces se han detenido en cómo «la vida académica ha luchado por normalizarse» con «medidas muy duras, pero responsables», ha exteriorizado la directora Rocío Ferrero, del IES María de Molina (Zamora), una de las representantes que tomaron la palabra en nombre de institutos y colegios.

Todos los docentes han destacado el comportamiento «ejemplar» de los estudiantes, y los alumnos les han devuelto el halago generalizado con agradecimiento genuino. Daniel Merino, estudiante del IES Cardenal López de Mendoza (Burgos), se acordaba de «los que nos han dejado» y de sus familias , y enfatizó que, en lo educativo, «la pandemia nos ha obligado a repensar los métodos de aprendizaje».

«Hemos perdido el contacto con nuestros compañeros, nos hemos vuelto huidizos bajo las mascarillas», ha lamentado la profesora Mª Amor Rodríguez, ante un auditorio nutrido, pero de rigurosas filas y espacios. A cambio, ha rescatado el logro de evitar un segundo confinamiento cuando «pensábamos que las clases presenciales no iban a durar».

«Misión cumplida»

De puntillas, el presidente de la Junta ha estimado que se había conseguido «proteger la salud física, y algo más complicado, también la mental», a pesar de tener que acoger medidas complicadas, pero «necesarias».

«Ha sido el curso más duro de nuestra vida profesional, pero creo que podemos decir ‘misión cumplida’», ha destacado Miguel Ángel Delgado, director del IES Antonio Machado, de Soria. Temeroso de que las ratios o los recursos se conviertan en solución temporal, felicitó a la Consejería por su empuje, pero le pidió que diese continuidad a la apuesta por la presencialidad que ha abrazado durante este curso.

Tampoco ha faltado un momento para la entrega de diplomas simbólicos en reconocimiento a escolares de todas las edades. «Son símbolo de mi gratitud y de mi cariño», ha explicado luego Mañueco, que los repartió con cómplices choques de puños. A continuación, ha cerrado el gesto con la aclaración de que el resto de colegiales de la Comunidad podrán descargarse el diploma en el portal de la Junta.

Además, el acto ha recibido un acompañamiento poético y musical a cargo del profesor y escritor Fermín Herrero y del cuarteto de saxo del Conservatorio vallisoletano. El primero —premio Castilla y León de las Letras 2014— se ha solidarizado con los problemas de conexión digital de los colegios rurales en un necesario guiño.

Para terminar, Mañueco ha deslizado el anuncio cauteloso de que el curso que viene seguirán aplicándose medidas similares «en función de la evolución de la pandemia». El «sobrecoste económico» que ha motivado la misma, ha explicitado, motivará que pida «un esfuerzo» al Gobierno central para las dotaciones «del curso que viene».

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