Educación

Las Matemáticas no tienen quien las enseñe

Los titulados en este especialidad prefieren la empresa privada. Los expertos universitarios, «preocupados», abogan por fomentar el atractivo de la profesión docente tras no cubrirse las plazas

Una de las clases del grado de Matemáticas en la Universidad de Valladolid, que este año admitió a algo más de medio centenar de alumnos ICAL

H. DÍAZ

Adrián tiene claro que su futuro está en las clases de un instituto. Quiere contagiar el entusiasmo por las Matemáticas que heredó de su madre, también profesora. A Elvira, en cambio, le atrae mucho más el mundo empresarial «porque lo que me gusta es resolver cada día un problema distinto». Ambos están en cuarto curso del grado de Matemáticas de la Universidad de Valladolid (Uva), sin embargo su futuro tendrá poco en común. Elvira, como la mayoría de sus compañeros, sólo tiene los ojos puestos en la empresa privada; no en vano, el grado universitario que ha cursado es uno de los pocos que goza de pleno empleo en un país que aún lucha contra el paro. Mientras, Adrián es un «rara avis», ya que a diferencia de hace cuarenta o cincuenta años, cada vez son menos los matemáticos que quieran dar clase.

Para muestra, los preocupantes datos que han dejado las oposiciones a profesor en Castilla y León. De las 160 plazas convocadas en la especialidad de Matemáticas, más de un centenar se quedaron desiertas. El problema viene de lejos, ya que el número de aprobados en 2018 ha sido similar a los que pasaron tres años antes, en 2015 (59). La diferencia -importante- es que entonces sólo se ofertaron 35 plazas.

¿Por qué tantas plazas desiertas?

¿A qué es debido esta escasez de aprobados? Las causas son variadas y complejas, pero todos los expertos coinciden en que la situación es «preocupante». Uno de los motivos señala directamente a Bolonia. Ángel Andrés Tocino García, coordinador del grado de Matemáticas de la Universidad de Salamanca -la otra institución académica castellano y leonesa que imparte esta especialidad-, apunta sobre una de las principales causas: «Antes, bastantes plazas de profesor de Matemáticas eran ocupadas por licenciados en otras carreras de Ciencias que tras la implantación del nuevo espacio de Educación Superior recortaron sus programas relacionados con las Matemáticas».

En la misma línea se manifiesta Encarnación Reyes, presidenta de la Asociación Castellana y Leonesa de Educación Matemática Miguel de Guzmán y profesora en la Escuela de Arquitectura, en cuyo grado actualmente sólo se imparten nueve créditos de Matemáticas, «con lo cual, hay una diferencia abismal entre la formación que tenía un arquitecto con los planes antiguos en esta materia respecto a la que tiene un egresado nuevo».

«Ahora mismo quien puede acceder a estas plazas básicamente son matemáticos, físicos y algún ingeniero. Si no es así, los alumnos no tienen las destrezas suficientes», afirma también Félix Delgado, director del Instituto de Investigación en Matemáticas (dependiente de la Uva).

«Ahora mismo quien puede acceder a estas plazas básicamente son matemáticos, físicos y algún ingeniero»

Lo ven también en la propia universidad cuando un egresado en otra titulación quiere ingresar en Matemáticas. «Hace unos años se convalidaban muchas asignaturas y ahora casi ninguna porque no llegan al mínimo de contenidos ni para entrar en el primer año de carrera», sostiene el coordinador del grado de Matemáticas en la Uva, Philippe Giménez.

Así las cosas, la plantilla de profesores de Matemáticas en Secundaria continúa envejeciendo y la cantera para formar a los niños que en un futuro aspirarían a estos grados en ciencias con mejores salidas profesionales cada vez se reduce más. En el sistema educativo de Castilla y León actualmente ejercen como profesores de Matemáticas un total de 705, según fuentes de la Consejería de Educación. «Ahora que no se han cubierto las plazas posiblemente hayan recurrido a interinos, licenciados de hace más años que pueden seguir impartiendo clase, pero eso en algún momento irá a peor», señala Philippe Giménez. El sindicato CSIF ya ha alertado de que a nivel nacional faltan alrededor de 300 profesores de «mates».

No hay vocaciones

Pero más allá de la falta de formación en la materia de otros titulados existe una causa más difícil de «parchear» que la primera. Los matemáticos que salen de las facultades de Castilla y León no tienen vocación de dar clase. «En mis tiempos preparar oposiciones y sacar una plaza de instituto era bastante más habitual que ahora. La proporción ha bajado porque han aumentado las empresas que se interesan por ellos. Ahora está el campo de la informática y de los análisis de datos, donde nosotros tenemos mucho que decir y antes ni siquiera existían», apunta el profesor Tocino García.

«Antes la principal salida profesional era la docencia, pero ya no lo es. Actualmente tienen salidas más atractivas salvo la gente que realmente tiene vocación docente. No son pocas las empresas que les vienen a buscar cuando terminan mientras que para dar clase tienen que hacer un máster, que supone una inversión de dinero, y luego unas oposiciones que son difíciles... es decir, tienen un camino largo para conseguir realmente lo que quieren», coincide Philippe Giménez.

«Ser profesor me supondría enseñar cada día lo mismo, aunque me enfrentase a distintos alumnos. A mí me gusta ir evolucionando»

Un sondeo rápido entre los compañeros de Adrián Hernández y Elvira Pérez confirma tales declaraciones. «Ser profesor me supondría enseñar cada día lo mismo, aunque me enfrentase a distintos alumnos. A mí me gusta ir evolucionando. El único problema es el estado de la ciencia en España. No me gustaría acabar en el extranjero», añade Elvira. «Yo estoy estudiando el Máster de Investigación. Todavía no sé por donde tirarme, si por la docencia o el mundo empresarial. Lo que sí tengo claro es que acceder al mundo universitario es prácticamente imposible», indica otro de los estudiantes.

Según datos de la Universidad de Salamanca, seis de cada diez egresados en Matemáticas trabajan en el sector de la informática y telecomunicaciones (aproximadamente un 45 por ciento) o en la banca y las finanzas (un 17 por ciento). El resto de los matemáticos, un 38 por ciento, tiene un perfil académico; es decir, orientado a la docencia e investigación.

El mensaje de pleno empleo ha calado

El mensaje de pleno empleo en el sector empresarial ha calado en la sociedad, lo que ha provocado en estos últimos años una mayor demanda para cursar el grado. Actualmente en la Usal existen un total de 40 plazas -la nota de corte este curso ha sido de 11 sobre 14- mientras que en la Universidad de Valladolid alrededor de 55 -entran unos 60 con los dobles grados-. No todos acaban -en la Usal, de media salen «entre veinte y treinta»-, pero incluso si lo hicieran no daría para cubrir ni la cuarta parte de las jubilaciones, según Félix Delgado.

El director del Instituto de Investigación en Matemáticas, Félix Delgado, y el coordinador de grado de Matemáticas en la Uva, Philippe Giménez F. HERAS

Aunque el problema está ahora más en boca de todos a raíz de los resultados de las últimas oposiciones -el pasado martes llegó a las Cortes a través de una pregunta del socialista Fernando Pablos al consejero de Educación-, dice el director del Instituto de Investigación en Matemáticas que el problema viene de lejos: «En los años 2003 y 2004 ya alerté de que esto no iba a funcionar a medio plazo porque de aquélla, Salamanca y Valladolid juntos, con numerosos alumnos, no producíamos los suficientes alumnos para cubrir la demanda vegetativa».

Un problema que no sólo se ha quedado en el ámbito de las Matemáticas, indica Félix Delgado, recordando las vicisitudes por las que está pasando la Facultad de Medicina ante la falta de profesores, ya que «el siguiente nicho que tenía que cubrir esas plazas está en los hospitales. Ahora no van a venir a la universidad a empezar a hacer oposiciones desde cero». «Ya se han perdido varias generaciones de gente perfectamente formada. Doctores que se han tenido que ir», añade Giménez, quien considera que «o se pone solución ya, o dentro de diez años será demasiado tarde y el sistema se desmoronará».

¿Hay solución?

¿Y qué soluciones habría? «El primer paso debe ser político», considera Philippe Giménez, recordando que desde la Uva se trabaja desde hace tiempo con la Asociación Castellana y Leonesa de Educación Matemática, formada principalmente por profesores de Secundaria, con el objetivo, entre otros, de potenciar la profesión docente para que sea más atractiva para los estudiantes que vayan saliendo.

Así, entre las propuestas que han planteado destaca la posibilidad de que los alumnos realizasen las prácticas externas -ahora básicamente copadas por las empresas privadas- en el ámbito docente, una opción que hasta ahora no ha sido posible por «un problema técnico que no nos resuelven». «Si hubiera voluntad de resolver desde la Junta ya se estaría haciendo», insiste el coordinador de grado, y añade algo enojado: «No queremos mandar a los alumnos a que sustituyan a los profesores; ellos no son graduados. No se trata de eso, sino de realizar actividades docentes en distintos centros. Hay alumnos que lo piden y universidades que lo hacen, ¿por qué aquí no, habiendo personas que quieren trabajar en esta dirección, tanto por parte de los profesores de Secundaria como por nosotros?».

Entre las propuestas que han planteado destaca la posibilidad de que los alumnos realizasen las prácticas externas -ahora básicamente copadas por las empresas privadas- en el ámbito docente

Otra opción para hacer más atractiva la docencia como salida, añade el director de grado de la Usal, es que no fuera necesario que los alumnos perdieran un año en hacer un máster de educación: «Podría resolverse en menos tiempo o compaginarse el último curso».

Para Encarnación Reyes, todo pasa por que la sociedad valorase más la figura del profesor, tal y como ocurre en los países nórdicos. Asimismo, para la presidenta de la Asociación Miguel de Guzmán -desde la que se trabaja a través de diferentes programas para estimular el talento matemático desde la infancia- habría que «racionalizar más los concursos de oposición con el fin de que midieran las capacidades reales para ser buen profesor».

Planificación «desde arriba»

Sean cuales sean las líneas de trabajo, todos los expertos consultados están de acuerdo en que debe trabajarse de manera conjunta, con una planificación «desde arriba» y a nivel nacional. Félix Delgado lamenta que aún no sea así, cuando la falta de profesores en Secundaria es desde hace tiempo un tema recurrente en las conferencias de decanos de facultades de Matemáticas.

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