Día mundial del retrete
Más de 600 millones de personas no tienen acceso a un retrete, del que ya se disponía en la Roma del siglo III
El Museo del Orinal en Ciudad Rodrigo repasa la historia de un bien que lleva cientos de años asentado en el mundo desarrollado
![Imagen de uno de los carteles sobre el Día Mundial del Retrete](https://s2.abcstatics.com/media/espana/2019/11/19/WTD2019_Posters_SPA_1-kAQD--1248x698@abc.png)
Unos 673 millones de personas defecan al aire libre y no tienen acceso a ningún retrete. Son las cifras de las que alerta Naciones Unidas en este martes 19 de noviembre, Día Mundial del Retrete , una jornada en la que se trata de alertar de que las condiciones de saneamiento mínimas siguen siendo un lujo en muchos rincones del planeta, que arrastran un retraso en desarrollo de siglos respecto a los países avanzados. Basta con remontarse a la historia. Y es que las primera letrinas ya se usaban en Roma en el siglo III.
En la localidad salmantina de Ciudad Rodrigo, el Museo del Orinal permite asomarse a la historia de estos bienes de primera necesidad. Los primeros orinales de los que se tiene constancia se remontan a la XIX dinastía Egipcia. «Debido al progreso y la mejora de los servicios, su uso ha quedado relegado a niños y enfermos», generalizando el uso del retrete. Es a partir del siglo III cuando aparecen en Roma las «primera letrinas» . Más tarde «en los castillos y monasterios se disponían en los recodos de las escaleras, con un canal que caía al foso». Luis XIV, que gobernó Francia entre 1.643 y 1.715, tenía en palacio dos «limpiadores oficiales», un puesto muy bien remunerado, según explica en su página web el centro.
El primer inodoro con agua corriente, lo inventó Sir John Harrington en 1.596. «La destinataria era su prima la reina Elizabeth I de Inglaterra, pero que no llegó a prosperar». No sería hasta el siglo XVII cuando ya se comienzan a fabricar de gres y porcelana a gran escala y en el XVIII en todos los materiales .
Fue concretamente en 1.775, cuando Alexander Cummings inventó la válvula para el inodoro y «el primero con agua corriente casi perfecto apareció en l.850». Apenas siete años después comenzó a comercializarse el papel higiénico, aunque el formato en rollo de hoy en día se haría esperar hasta el siglo XX .
Estas curiosidades pueden conocerse en un recorrido por las 1.320 piezas que conforman este museo del orinal. Los hay de hombre, de mujer, de viaje, nuevos o usados y de distintas épocas, desde el siglo XIII al XX, desde miniaturas de casas de muñecas hasta bacines de más de medio metro, de barro, cerámica, latón, piedra, hojalata, porcelana, madera, cerámica, cobre, aluminio, cristal, hierro, esmaltados, oro, plata y platino, pintados a mano o en serigrafías y de un total de 27 países.
El «amigo» de los griegos
Se puede apreciar también cómo el lujo se plasmaba en ellos antes de la llegada de las letrinas. En el siglo I D.C. los más refinados usaban de plata y oro los orinales, que los griegos llamaban «amigo» y los romanos «matula» o «metella» .
Este Museo del Orinal ha ido creciendo a lo largo de treinta años gracias a los regalos y donaciones realizados por familiares y amigos a José María del Arco «Pesetos», que empezó este proyecto cuando a principios de los años ochenta un amigo que realizaba reformas en el Hospital de La Pasión de Ciudad Rodrigo le aviso de singulares hallazgos y empezó a coleccionar estas piezas, según consta en la información del Museo . «Catalogados y fotografiados nunca quiso que cayeran en el olvido» y acabó por dar forma esta original muestra «llena de historia, de la historia de Nobles, Caballeros y Doncellas, Monjes y Curas, Reyes y Princesas, cuyas posaderas más o menos ilustres en algún momento tuvieron que pasar por estos bellos utensilios, porque si hay algo de cierto en todo esto es que no hay ser humano que no pase por este lugar (más o menos sofisticado) a lo largo del día».
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