Agricultura
Más de 600 millones para concentración y regadíos, «clave» del futuro del campo
El plan, hasta 2020, prevé actuar sobre 19.000 parcelas de diferentes provincias

La necesaria modernización es también la «clave» de futuro de uno de los sectores tan tradicionales y a la vez fundamentales para Castilla y León, como el agrario y agroindustrial. Y para continuar avanzando y no perder ese tren nace el mapa con la planificación de las infraestructuras agrarias de la Comunidad hasta 2020. Un «conjunto» de medidas para una actividad «básica y estratégica» desde el punto de vista económico y «esencial» para el medio rural -no en vano supone cerca del diez por ciento del Valor Añadido Bruto (VAB) regional y da empleo directo a más de 130.000 personas- con el que se pretenden invertir unos 610 millones de euros entre fondos públicos y privados en actuaciones tan importantes desde este punto de vista como la concentración parcelaria de otras 160.000 hectáreas y la modernización o creación de regadíos sobre 60.000, que en total se extenderán por unas 19.000 parcelas de diferentes provincias .
¿Y con qué objetivo? Las infraestructuras agrarias «tienen como finalidad mejorar la rentabilidad», apuntó ayer en su presentación ante regantes, organizaciones agrarias, empresarios... el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera . Para hacer realidad las metas propuestas con «criterios claros y transparentes» y una «programación, coordinación y selección» de proyectos, llamó a la implicación de «todos» tanto en el horizonte ahora marcado como en el posterior.
El objetivo de este mapa es triple. Por un lado, señaló Herrera, «mejorar» la productividad y competitividad de las explotaciones. Por ejemplo, el coste del riego por aspersión en una zona modernizada es un 33,83% inferior a la que no lo está; el VAB de una hectárea, un 32 mayor y el valor agregado de 912 euros frente a una de secano.
Un segundo objetivo es «mejorar» el desarrollo socioeconómico , logrando un nivel de vida mayor o un porcentaje superior de incorporación de jóvenes, pues el ritmo de las altas de agricultores es 6,5 veces superior en zonas de alta intensidad de riego que en las de secano y un 40 por ciento en las concentradas que en las dispersas. Además, la densidad de población es tres veces mayor , la proporción de mujeres también más alta y el número de empleos, 3,6% más elevado, con una mayor actividad derivada en buena parte de una carta de productos más variada que también propicia que se levanten nuevos proyectos.
La sostenibilidad ambiental sustenta el otro objetivo, pues se «mejora» la «eficiencia» en el uso de agua -unos 64 hectómetros cúbicos al año- y se «ahorra» energía , con una menor emisión de gases de efecto invernadero -1.300 toneladas de CO2 menos y unos 12.0000 toneladas de fertilizantes menos-.
Con esta herramienta de planificación y actuación «queremos mejorar el futuro de la agricultura» , destacó Herrera, quien apuntó que esto a la vez redunda en una mayor incorporación de jóvenes y mujeres al campo, empleo, desarrollo y sostenibilidad ambiental. Unas medidas, recalcó el presidente de la Junta, que «servirán para fijar población» y contribuir así a «resolver nuestro duro problema demográfico».
El reto de la propiedad
También son tres los tipos de medidas a poner en práctica. Por un lado, las concentraciones parcelarias , paso previo e imprescindible a la modernización de regadíos, y que no siempre es fácil, reconoció Herrera, por el «concepto» de propiedad que aún sigue muy arraigado. Siete de cada diez hectáreas de la superficie concentrable de Castilla y León ya han dado este paso, casi 500.000 hectáreas de regadío lo están. La nueva fase prevé actuar o intensificarlo sobre 160.000 hectáreas , para lo que se llevará a cabo una inversión pública de 110 millones de euros con recursos de la administración autonómica, el Estado y la Unión Europa.
Por otro, la modernización de regadíos de 40.000 hectáreas, que contará con una inversión de casi 300 millones de euros (166,6 millones de fondos públicos de las tres administraciones y 128 de recursos privados de los regantes). La previsión, apuntó el jefe del Ejecutivo autonómico, es continuar con las actuaciones en el Canal del Páramo y Páramo Bajo en León, en Zorita (Salamanca) y Pollos y Castronuño (Valladolid). El Canal de Villares (León), Fuentes de Nava y Villalaco (Palencia), el Carracillo (Segovia), el Canal Inés, Eza y Campillo de Buitrago (Soria), el Canal del Duero (Valladolid) y el de San José (Zamora) dependerán de la disposición de los regantes. Aún se riegan por gravedad más de 140.000 hectáreas, el 30 por ciento de la superficie irrigada de Castilla y León.
Por otro, se prevé la creación de 20.000 hectáreas de nuevos regadíos con sistemas eficaces y eficientes en el uso de agua y la energía. La inversión prevista, 206 millones de euros (160 de fondos públicos y 46 de la iniciativa privada). Payuelos y La Armuña (León), Aranzuelo (Burgos), Valdavia (Palencia), Rituerto y Añavieja (Soria), Esla-Carrión (Valladolid y Palencia), entre otras, son las zonas, en principio, seleccionadas.
«Coordinación»
Este mapa de infraestructuras agrarias, insistió, « fijará población , mejorará el nivel de renta y calidad de vida», por lo que «creo que hay motivos más que suficientes» para que «todos» los sectores implicados «hagáis aportaciones» y «nos ayudéis a desarrollarlas» para que el documento «se enriquezca». «La unión hace la fuerza», incidió Herrera, invitando a desarrollar este mapa, «vivo» y que también busca el «equilibrio territorial», «para el futuro prometedor que merecéis». También en este sentido, la consejera de Agricultura y Ganadería, Milagros Marcos , que abrió la jornada, reclamó «unir esfuerzos» y trabajar de forma «coordinada».