Educación

Maristas Compostela: 200 años de innovación, espiritualidad y solidaridad

Unos 750 profesores maristas se reúnen para abordar los retos del modelo educativo en que trabajan

Un momento del encuentro que Maristas celebró en León a principios de este mes de septiembre ABC

ROSA ÁLVAREZ

La celebración de su bicentenario bien merecía un esfuerzo. Por este motivo, la Provincia Marista Compostela -que abarca las comunidades autónomas españolas de Galicia, Castilla y León y Asturias, además de Portugal- programó una convención de educadores que pudiera reunir, por primera vez, a una buena parte de sus docentes en un mismo espacio. El acto se celebró el pasado día 4 en el Auditorio Ciudad de León y contó con la presencia de 750 profesores de todo su territorio. «Nuestros objetivos eran celebrar quienes somos, educadores maristas, también ilusionarnos y darnos luces en el modelo educativo en el que llevamos trabajando varios años y que se centra en la innovación pedagógica, en la espiritualidad y la solidaridad, que tiene esos tres ejes que queríamos resaltar y, de alguna manera, tener una puesta de largo con un nuevo logo para el modelo educativo y con unos ponentes que nos pudieran acompañar en este trabajo en el que llevamos ya varios años», resaltó el hermano Salvador Hidalgo, para quien «las expectativas se cumplieron con creces».

Cada dos años, Maristas Compostela celebra un encuentro de educadores por zonas, pero esta vez quisieron dar un paso más, que ofreciera el realce oportuno a una celebración tan importante como es su bicentenario. Así, se realizó un esfuerzo organizativo y se eligió León como punto de encuentro por dos motivos, por ser un lugar «más o menos a mitad de camino» y por encontrarse la provincia «a las puertas de iniciar el centenario de la presencia Marista en León, que empezará en septiembre de 2018», subrayó el hermano Hidalgo. Fue un éxito. «Nos ha enriquecido y espoleado para continuar con ese trabajo que estamos haciendo de completar la implantación de nuestro modelo educativo para hacer a los niños y jóvenes protagonistas de su propio crecimiento», dijo.

Modelo educativo

El contenido fundamental de la convención se centró en los tres ejes principales de su modelo educativo. Así, en el apartado más enfocado hacia la innovación metodológica contaron como ponentes con Irene Arrimadas y Mar Romera; en el de desarrollo de la espiritualidad, con Josean Manzanos y, en el referente a su compromiso con la construcción de un modelo de sociedad más justo, solidario y sostenible, con Roberto González. «Nos dieron unas pinceladas, unos puntos de vista diferentes. Son personas ya conocidas por nosotros en formación y que no son del todo ajenas al mundo Marista, pese a que son educadores de otros ámbitos. Yo creo que sí que nos ayudaron», advirtió el hermano Hidalgo.

Entre otras cosas, subrayó que incidieron en «la importancia de que el niño, el joven, sea el protagonista de su educación, de que nuestros colegios sean lugares en los que el niño no tenga miedo a preguntar, porque lo que se espera de ellos es que hagan preguntas, no que nos den respuestas» y de que cuando un alumno se vaya del colegio pueda recordar a su profesor marista por una serie de «detalles de humanidad, que son los que permanecen».

El origen

Respecto al origen de los hermanos maristas, el hermano Hidalgo señaló que se encuentra en Francia. Fue el 2 de enero de 1817 cuando San Marcelino Champagnat, después de ver la situación de ignorancia religiosa de los niños y jóvenes de las aldeas, reunió a dos muchachos para ser maestros y catequistas en las escuelas de su comarca francesa. Ahí comenzaron su labor, hasta que en 1905 el gobierno francés decretó la expulsión de todas las congregaciones religiosas que estaban dedicadas al mundo de la educación. «Lo que era una tragedia enorme, los hermanos maristas franceses lo vieron como una oportunidad. Entonces ya había presencia Marista en España en zonas limítrofes con Francia, pero no en otras partes y, a raíz de esa expulsión, los hermanos empezaron a llegar a aquellos rincones donde fueron demandados por obispos de España».

Herederos de un sueño

Uno de estos lugares fue León, ya que su obispo conocía a los Maristas en Oviedo. «La llegada de los primeros hermanos a la provincia tuvo que ver mucho con la suerte, con la divina providencia», afirmó el hermano Hidalgo. Fue el testamento de una religiosa que donó su dinero para ayudar en la educación a niños de León el que permitió su establecimiento. No obstante, la cantidad que había era «muy poquita y no se podía pensar en hacer un gran colegio». Así, su asentamiento en León arrancó con una «obra pobre, tanto que la casa que donaron, en la actual calle La Rúa, no tenía nada», dijo, y fue un hermano que sabía algo de carpintería el que ayudó a construir los primeros muebles, tanto los pupitres como el mobiliario de los hermanos, las camas de las habitaciones. «Ese fue un poco el nacimiento de la presencia Marista en León y nosotros -resaltó el hermano Hidalgo- somos también un poco herederos de este sueño».

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