José Gabriel Antuñano - El callejón del gato
Manuel Erice
«Erice además de un gran periodista era un humanista»
Hace justo un mes recibí el whatsapp que no se quiere leer: «Erice regresa a España y se está muriendo». El cáncer que le recibió en su andadura de Washington, a la que acudió muy ilusionado, había ganado su batalla. Dos días después fallecía en Pamplona. Nos dejaba un gran profesional y un colosal amigo, que merece algunas líneas, pese a un verano rico en noticias. Se acumulan muchos recuerdos porque nuestro trato fue grande en su etapa en Valladolid (delegado de ABC), después en Madrid con otras tareas en el periódico y más tarde con el Atlántico por medio.
Destaco tres aspectos de la vertiente humana de un gran profesional. Su capacidad para discernir la verdad, sin admitir componendas, perderse en el humo o creerse las falacias de cuantos se acercan a un periódico; de ahí nacía una información veraz pero no hiriente, porque pocas veces perdía la sonrisa, aún cuando encaraba cuestiones espinosas. Un par de rasgos de su carácter: tesón y entusiasmo. Recuerdo el espíritu deportivo y la responsabilidad con la que asumió la puesta en marcha de la edición de ABC Valladolid. Se trataba de un esfuerzo ímprobo, porque era necesario recorrer mucho camino en poco tiempo y sin demasiados recursos. Supo contagiar el entusiasmo e involucrar a unos y otros, para colaborar más (en mi caso) en un atractivo empeño. Consiguió excelentes resultados, aunque la empresa cerró esta etapa del periódico. Por último, cómo no recordar nuestros frecuentes partidos de tenis. Sabíamos que no participaríamos en Wimbledon, pero todas las semanas, si el tiempo o las lesiones no lo impedían, nos encontrábamos en la pista. Disputábamos los puntos con deportividad y hablábamos de muchos temas, porque Erice además de un gran periodista era un humanista.