Guillermo Garabito - LA SOMBRA DE MIS PASOS
Mañueco no tiene quien le escriba
«Cs y el PSOE se cartean en esta tierra como si viviéramos en el siglo XIX. ¡Ya era hora! Puestos a que los políticos nos tengan intrigados durante semanas, al menos que cuiden las formas»
El problema de nuestra democracia es que cada uno se montó la suya después de la dictadura. En vez de construir todos los españoles una, que hubiera sido lo más pragmático –y lo que pareció por un instante–, ahora estoy convencido de que cada españolito se montó su democracia particular; como un mueble de Ikea. En España somos tan demócratas que en vez de tener tan sólo una tenemos cuarenta y seis millones de democracias. La cajera del Árbol tiene la suya y también la tiene el político. Somos demócratas de nuestras democracias, la del vecino ya nos jode un poco más.
Es llamativo como a los partidos políticos lo que peor les sienta es la democracia interna. Desde que se pusieron de moda las primarias todos los partidos se van al carajo. Unos con sus pucherazos y los otros con líderes flojitos aupados por los burócratas internos del partido, que es una forma de liderar tan legítima como suicida.
Por eso Cs y el PSOE se cartean en esta tierra como si viviéramos en el siglo XIX. ¡Ya era hora! Puestos a que los políticos nos tengan intrigados durante semanas, al menos que cuiden las formas. Los amores por correspondencia se estaban perdiendo. Puede ser que desde que se perdió el amor por correspondencia el amor esté en crisis. A las novias conviene escribirles por carta, con frases claras y dejando el oscurantismo de WhatsApp para los escritores que no saben escribir. Y así es como redacta Tudanca a Igea sus misivas. Ahora, después de esta primera fase de la correspondencia, le invitará a tomar el té. Y harán presentaciones formales para hablar de lo importante, que es la dote. ¿Qué son unas cuantas sábanas de Holanda, la presidencia de las Cortes y otras tantas consejerías a cambio de ser presidente?
La política va al compás de la televisión. Por eso quizá estén tan de moda las negociaciones, porque son una serie para la que uno no tiene que estar suscrito a ninguna plataforma.
Mientras tanto Mañueco se va quedando más solo y sin novia. Mañueco no tiene quien le escriba. De acceder a la exigencia de Igea, la de quitar a algunos alcaldes y presidentes de diputación que han ganado las elecciones –que es una exigencia que los de Cs deberían haber hecho antes de las urnas–, más allá se encontrará con otra y después con otra más alta. La última podría ser incluso que le haga presidente de la Junta de Castilla y León. Y si Mañueco tuviera el día hábil tomaría la iniciativa y le brindaría su apoyo. Lo que quiere el de Cs en Castilla y León es que sea el PP el que rompa la baraja para dormir sin remordimientos mientras sueña con sus amores, con las cartas que le escribe Luis Tudanca.
«-Mierda».