Mañueco 'ajusta cuentas' con Igea
Alfonso Fernández Mañueco y su exsocio de Gobierno, Francisco Igea (Ciudadanos), protagonizan un intenso cara a cara durante el pleno de investidura
La sesión de investidura dejó el cara a cara más tenso entre los que en la anterior legislatura fueron compañeros de viaje. Era el primer debate en público desde hacía meses de Alfonso Fernández Mañueco y Francisco Igea -antes codo con codo en el hemiciclo y ahora frente a frente en el Parlamento como gobierno y oposición-, después de una campaña electoral (incluso anteds) en la que el único procurador de Cs tras las comicios del 13-F había hecho de sus reproches al dirigente popular casi su razón de ser. «He aguantado tres meses de insultos, vetos y descalificaciones», aseguró Mañueco, que aprovechó precisamente su intervención para ajustar cuentas con su exvicepresidente a quien, no obstante, le advirtió de inicio que no iba a conseguir que «bajese a la charca infecta» en la que, según dijo, se mueve desde hace meses.
«Usted está solo», le indicó a quien fue su compañero de fatigas durante dos años en la pasada legislatura. Una etapa que terminó porque Ciudadanos «dinamitó» el acuerdo, quiso dejar claro Mañueco. «Quiso apuñalar a sus socios de gobierno y eso no es de valientes», le reprochó a Igea en una batalla dialéctica, en la que desveló alguno de los supuestos planes del que también fuera portavoz del Gobierno regional.
«Necesitaba a alquien para mantenerse ocho años en el gobierno y en su sillón, pero sus confabulaciones han terminado», expresó en ese momento el todavía presidente en funciones de la Junta, que llegó a tildar a su anterior socio de «Macbeth de Castilla y León». «Es usted el fiel reflejo de alguien cegado por una ambición desmedida» al que las urnas han llevado a la «irrelevancia política», manifestó Fernández Mañueco.
«Se acabó»
«Se acabó, señor Igea», le trasladó a la vez que le animó a que asuma responsabilidades porque será «recordado por el mayor batacazo electoral» tras un periodo en el gobierno de la Junta en el que, según dijo, solo se dedicó a «enredar» y a ejercer más de consejero de Sanidad que la propia titular oficial de la cartera, Verónica Casado. Es más, afeó al exvicepresidente que ahora critique que Juan García-Gallardo (Vox) vaya a ocupar su cargo en el Ejecutivo autonómico sin competencias cuando él tampoco las tuvo «ni firmó nada». «La mentira y la traición han sido sus señas de identidad», culminó Mañueco, que aprovechó sus turnos de réplica al miembro del Grupo Mixto para decirle todo lo que se había dejado en el tintero tras la abrupta ruptura de la alianza PP-Cs que desenvocó en las elecciones anticipadas.
También lo aprovechó Francisco Igea con su habitual discurso. «Entenderá fácilmente que no vayamos a otorgarle nuestra confianza», le anunció a Mañueco al comienzo porque, además de una lista de «promesas» que, a su juicio, imcumplidas -«agotar la legislatura, dialogar para elaborar los presupuestos...»-, «ni siquiera se ha dignado» a pedírsela a los grupos minoritarios. Pero, al escuchar la réplica que el líder popular tenía preparada y el aplauso de algunos de los presentes con los que había compartido «dos años de trabajo» -algo que le molestó especialmente-, el voltaje del debate fue subiendo. «No me molesta su deshonestidad porque la conocía», pero sí le sorprendió la ovación de la bancada popular a su líder. «Desagradablemente, porque ellos saben la verdad», zanjó. «Es usted un mentiroso patológico, no le merecen ni sus compañeros de partido, ni esta comunidad ni su familia», concluyó Igea en un ataque más bien «personal» que no es propio de la «cortesía parlamentaria», le reprendió por último Fernández Mañueco.
Con quien también descargó sus ataques el exvicepresidente fue con Vox, a quien llegó a denominar como «la peste verde». «Niegan el cambio climático», «ocultan la existencia de la violencia de género», «van a acabar con la paz social», han presentado «32 vaguedades inconcretas» y son «negacionistas de la ciencia», enumeró.
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