Los manjares leoneses que se colaron en uno de los menús degustados por la Reina y los consortes de la OTAN
La cecina y los puerros de Sahagún formaron parte de los productos típicos de la gastronomía española que probaron de vuelta a Madrid en el Museo Reina Sofia tras visitar el Palacio de la Granja y la Real Fábrica de Cristales
El guiño a Castilla y León en la agenda cultural que la Reina Letizia y los consortes de la OTAN mientras transcurre la Cumbre en Madrid no estuvo ayer sólo en la visita que realizaron al Palacio Real de la Granja de San Ildefonso y a la Real Fábrica de Cristales , sino también en el menú que degustaron, ya de vuelta de Segovia, en el Museo Reina Sofía de Madrid.
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Entre los productos típicos de la gastronomía española que degustaron, dos de ellos fueron suculentos manjares leoneses como la cecina y el puerro de Sahagún; en concreto, el almuerzo que degustaron, servido por el restaurante NuBel del museo, consistió consistido en varios aperitivos fríos, entre ellos, sopa fría de cerezas del Jerte, vieira confitada y huevas de arenque; pan de ajo negro y perdiz escabechada; zorongollo extremeño, trucha ahumada y torta del Casar; puerro de Sahagún con tartar de cecina de vaca y blini de anchoa del Cantábrico.
Aunque la vinculación con León del embutido elaborado a partir de los cuartos traseros de la carne de vacuno es de sobra conocida -su marchamo de calidad se remonta a 1994- quizá no lo es tanto la particular hortaliza, pese a que comenzó a cultivarse en la provincia hace más de 900 años.
El puerro de Sahagún comenzó a cultivarse allá por el siglo XII en el Monasterio de San Benito del municipio leonés, entonces en manos de monjes cluniacneses. Fueron ellos los introductores de la hortaliza en la zona, cuyo cultivo comenzaría a expandirse con el correr de los siglos hasta la actualidad.
Se trata de una planta bianual de la que se prepara el semillero a finales del invierno y se trasplanta a finales de primavera hasta agosto. Según la forma de cultivo tradicional, cuando alcanzaba suficiente grosor y altura se tumbaba y enterraba para su blanqueo.
Aunque no existe una variedad propia de León, sí que es cierto que el puerro Romil y Revil, el más habitual para la siembra en esta zona, tiene sus peculiaridades, entre ellas un aroma afrutado y acebollado, así como una textura muy jugosa y tierna al masticarlo.
Se consume de muy diversas formas: en fresco, en conserva o incluso en crema.