'Malvivir': viaje a la «cara oscura» del Siglo de Oro a través de las pícaras

Marta Poveda y Aitana Sánchez-Gijón protagonizan la tercera producción de Ay Teatro, cuyo estreno nacional acoge este viernes el Teatro Calderón de Valladolid

Marta Poveda y Aitana Sánchez-Gijón, durante una escena del montaje 'Malvivir' HERAS

H. Díaz

Cuando parecía que el periplo por el clásico de Marta Poveda tocaba a su fin, tras dejar Helena Pimenta la dirección de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, a cuyas órdenes había trabajado hasta 2019 en varios montajes, la intérprete deslizó a su amigo Álvaro Tato sus «ganas» de seguir investigando en el Siglo de Oro, guante que el dramaturgo y poeta recogió encantado. El siguiente paso fue embarcar a Yayo Cáceres (director de Ay Teatro y Ron Lalá) y a su amiga Aitana Sánchez-Gijón. El resultado es ‘Malvivir’, un montaje, en palabras del director, «abierto, juguetón, lúdico», donde «el espectador está invitado a imaginar de manera sistemática».

El Teatro Calderón de Valladolid acoge -hoy, 5 de noviembre, y mañana, día 6- , el estreno nacional de la que es la tercera producción de Ay Teatro, una compañía cuya intención es «asomarse a esas historias que no se han podido contar y merece la pena hacerlo», recordó ayer Tato, quien junto a Cáceres y Eugenia Yagüe son las ‘almas’ de esta iniciativa teatral. Durante la presentación del montaje en la escena vallisoletana, se refirió a él como «un viaje a la cara oscura del Siglo de Oro», a ese mundo -poco tratado en las tablas y en la literatura- de las mujeres pícaras, pese a que proliferaron gran cantidad de ellas «en aquel tiempo de deslumbramiento y miseria a la vez».

La protagonista de ‘Malvivir’ es Elena de Paz, una mujer libre , rebelde, ladrona, ingeniosa, embustera y fugitiva con una vida secreta que desafía todas las convenciones de su época y paga el precio de su libertad. En torno a ella giran los diferentes personajes; entre ellos, Montúfar, un pícaro con el que vivirá un amor desgarrado y salvaje. Para trenzar latrama, el dramaturgo indagó en ‘La hija de la Celestina’, ‘La niña de los embustes’, ‘La pícara Justina’... y otras tantas novelas que reinterpretó para escribir dos papeles a medida de ambas protagonistas.

Fue tirando del hilo Álvaro Tato cuando descubrió en la palabra de estas mujeres una clara referencia a la defensa de sus libertades y su pasión «por la alegría, la danza y el placer» . Pese a que se trata de una reinterpretación, el dramaturgo dejó claro que muchos de los fragmentos fueron extraídos tal cual de las novelas originales porque su intención no sólo era ofrecer «una mirada a esas mujeres», sino también a los problemas que tenían, «que eran los del Lazarillo de Tormes, pero multiplicados por diez».

HERAS

Confesó Aitana Sánchez-Gijón que fue su amistad con Marta Poveda y su admiración por «esa capacidad de Ron Lalá -la otra compañía dirigida por Cáceres- por abordar textos que entroncan con el Siglo de Oro de una manera tan cercana y directa», la que la impulsó a meterse en este «juego» que la está dejando igual de «exhausta», admitió, que «los dramones» que ha interpretado en los últimos años.

Un intenso trabajo consecuencia de que ambas intérpretes, acompañadas de la partitura que «teje» Bruno Tambascio, el tercer actor en escena, van «incesantemente pasando de un papel a otro, a veces sin transición, y por estados opuestos». Y además, aderezado todo con un exigente trabajo corporal -marca de ‘Ron Lalá-.

A juicio de Cáceres, este elenco de intérpretes de lujo permite hacer en ‘Malvivir’ un «despliegue sistemático de talento teatral», que «meterá a los espectadores de cabeza en el escenario», como si se tratase de «un juego de PlayStation».

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