Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos
Madrid no es para mí
«Lo peor que le puede ocurrir a un partido político que se precie es que los suyos lleguen a La Moncloa»
Lo peor que le puede ocurrir a un partido político que se precie es que los suyos lleguen a La Moncloa. Gobernar es la tumba de todos los discursos políticos, de todas las superioridades morales que una vez concedió no sé quién exactamente. Y desde entonces se mantienen vigentes en España. Para los partidos, en provincias, ver como a uno de los suyos le hacen presidente del Gobierno es un suicidio en diferido del que empiezan a ser conscientes quince días después.
Que Pedro Sánchez llegara a la presidencia es una cosa que a Luis Tudanca todavía le tiene que estar pesando por aquí. Con lo fácil que es hacer oposición cuando las culpas de todo -porque las culpas de todo siempre las tiene Madrid- son de los de la bancada de enfrente. Y entonces sólo se le ocurre a Pedro Sánchez jugar a ser presidente, que le salga bien una moción de censura desesperada y desde entonces se ve a Tudanca penando por los recovecos de las Cortes. Luis Tudanca, que tenía en Castilla y León posibilidades reales de ser presidente de la Junta por primera vez en muchos años. Cosas de presidentes, ya sabe el lector. Y mientras mas gobierna Sánchez, menos opciones le quedan a Tudanca. Ya digo que no hay nada peor para la hegemonía de unas siglas políticas que tocar Gobierno en Madrid. Sobre todo porque para armar un gobierno, con las prisas, hay que escoger nombres de aquí y de allá. Y después llevárselos a la capital, que es el sitio al que todo el mundo quiere ir hasta que llega y entonces únicamente quieren volverse. Madrid es un invento de los que se fueron y no pudieron -o no supieron- volver y desde entonces van contando por los mentideros de la villa que en Madrid se vive bien. Y los de provincias nos lo creemos y soñamos con irnos allá y levantarnos a las cinco y media para llegar a tiempo al trabajo.
Lo que le ha ocurrido al PSOE en las Cortes de Castilla y León es que se ha quedado en pelota al final de legislatura. El PSOE se ha quedado en poca cosa desde que gobierna Sánchez. El «doctor Sánchez» se llevó a Javier Izquierdo a hacer carreteras, que suena como un puesto en galeras, pero mejor pagado y menos fatigoso. Después a Virginia Barcones la nombraron delegada del Gobierno en Castilla y Léon y así se fue apagando la voz del PSOE regional; fagocitada por Madrid. Ahora estos que siempre fueron la voz del PSOE en las Cortes, los que le repetían a Tudanca -como a Mañueco se lo repiten los suyos- eso de que era un líder, aunque a un líder nunca hace repetírselo, ya no están y el parlamento se ha quedado a media voz. Y a media voz y «media moral» llegarán en mayo a las urnas.
Madrid no es para mí.