ECONOMÍA
Un lustro negro
La falta de apoyo ha arrastrado a un sector castigado que acumula despidos y cierres de minas
Los anuncios de la vicepresidenta del Gobierno podrían invitar a pensar en que hay luz para el futuro del carbón , que vive los peores momentos de su historia . El sector presenta, ahora, un panorama de crisis absoluta y sin precedentes , en la que ha desembocado después de un período en el que parecía avanzar sin remisión hacia el precipicio. Un panorama de depresión que ha ido creciendo a lo largo de los años, ante la aparente inacción del Ejecutivo , al que se ha venido criticando su falta de apoyo, sin que éste hubiera dado muestras de lo contrario.
En este período, España y Castilla y León han visto cómo se iban cerrando sus minas. Las plantillas que, tiempo atrás, hacían del sector carbonero uno de los que sumaba más trabajadores, apenas tiene ya unos tres mil empleados en todo el territorio nacional . Por el camino también han desaparecido las principales empresas mineras privadas del carbón, asentadas en la Comunidad. Gigantes como la Hullera Vasco Leonesa -en proceso de liquidación-. O Coto Minero Cantábrico , heredera de la histórica Minero Siderúrgica de Ponferrada, que desapareció y cuyo patrimonio y deudas son gestionados por un administrador concursal. UMINSA (Unión Minera del Norte) logró sobrevivir, a duras penas y después de un drástico ajuste de personal, que la llevó a prescindir de buena parte de sus compañías auxiliares. Las dos sociedades que siguen aguantando y sacando carbón han anunciado sendos expedientes de regulación de empleo para casi 600 trabajadores, que, de momento, se mantienen en suspenso. A ellos, se sumaría el personal de las contratas.
Los muchos puestos de trabajo perdidos suponen el primer gran reflejo del drama vivido. Siendo complicado dar un dato exacto, la cifra se podría situar por encima de los seis mil .
Esa circunstancia ha tenido otra consecuencia, evidente en el paseo por cualquier cuenca carbonera de Castilla y León, en León y Palencia. Desde Fabero a Torre del Bierzo o Igüeña. Desde Laciana a Ciñera de Gordón y La Robla. Y, desde allí, a Guardo y Barruelo de Santullán. Los territorios mineros, donde antaño fluía el dinero, vienen padeciendo una evidente sangría poblacional . Cada vez menos habitantes en unos territorios que, con la mina cerrada, apenas ofrecen oportunidades para la vida y el futuro de los más jóvenes. Ellos son minoría en un paisaje donde los prejubilados sostienen el día a día.
La clave de las compras
La producción de carbón en España el año pasado apenas superó los tres millones de toneladas . Prácticamente la mitad del mineral extraído hace tres años y, según cifras de la patronal Carbunión, la sexta parte de lo que sacaba en los noventa . El presidente de los empresarios, Óscar Lapastora, había venido advirtiendo de que, sin soluciones, el sector acabaría «liquidado y muerto por inanición, este mismo año». Ahora, la posibilidad de que las empresas mineras rentables puedan seguir activas más allá del año 2018, sin necesidad de devolver las ayudas que han percibido desde 2010, podría ahorrar una cifra cercana a los 460 millones de euros. Unos 50 corresponderían a las explotaciones a cielo abierto, que ya no reciben aportaciones públicas y «serían rentables si se compra su carbón», dice la patronal. Y ahí radica el otro gran problema a resolver. Las centrales térmicas tienen que encontrar al carbón español suficientemente atractivo. Desde hace meses han venido trabajando, pero quemando mineral extranjero. Sólo el 20% del combustible utilizado era nacional. Después del anuncio de ayer todavía hay incógnitas determinantes. Las empresas eléctricas deben decidir si acometen las inversiones necesarias para mantener activas las térmicas, cumpliendo las exigencias europeas sobre control de emisiones contaminantes.
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