Luis Jaramillo - Punto de vista
Tejido propio
«Pocas veces se escucha hablar de la protección de la industria que es propia, que es nacional y que tendríamos que asegurar ante el peligro de las tan temidas deslocalizaciones»
La semana pasada contuvimos la respiración ante el anuncio del plan de ahorro en Renault. El anuncio en las horas previas de la marcha de Nissan de Barcelona sembró de negros nubarrones el sector del automóvil en España e hizo pensar que cualquier repliegue de la producción de la empresa del rombo en nuestra tierra, haría tambalear una arquitectura productiva que es vital para el tejido económico de la comunidad. Afortunadamente la alta competitividad de las plantas de Renault en Castilla y León, la paz social y las importantes ayudas públicas permiten que se mantenga la actividad y de momento tener un respiro.
España es una potencia en la fabricación del automóvil pero ninguna marca es propia y estamos en un momento en el que se decreta un proteccionismo de la industria nacional en todos los países del mundo. Es algo que vamos a vivir cada vez con más intensidad y debería hacernos pensar en la dependencia de marcas de fuera del territorio y en la importancia de contar con un tejido industrial propio que nos permita garantías y un cierto colchón cuando las deslocalizaciones asoman en el horizonte.
Si no tenemos marcas propias de automóviles, sí poseemos una industria de fabricación de sus componentes netamente nacional, de gran calidad y de altísima competitividad. Muchas de esas empresas son además de Castilla y León, empresas familiares que se han labrado un prestigio internacional y un futuro brillante fabricando piezas de calidad muy demandadas por todo el mundo. Y no menos cierto es que esas empresas, de una solidez contrastada, tienen gran parte de su actividad y de su negocio, a veces la mayor parte, fuera de España y sin embargo mantienen aquí su sede y plantas de producción en una evidente apuesta por el territorio. Cuando escucho hablar de ayudas al sector del automóvil, casi siempre son en referencia a la fabricación o a la compra del vehículo, pero pocas veces se escucha hablar de la protección de la industria que es propia, que es nacional y que tendríamos que asegurar ante el peligro de las tan temidas deslocalizaciones.
Deberíamos reflexionar sobre ello porque en juego están miles de puestos de trabajo.