Luis Jaramillo - Punto de vista
Ocurrencias
«No es el momento de la política unilateral, sino de la búsqueda sincera de los acuerdos y las medidas. Nada de lo que vemos apunta en este sentido»
El 27 de abril está a la vuelta de la esquina y lo que sabemos sobre dejar salir los niños a la calle es que no podrán dar la vuelta a la manzana. Tendrán que ir de la mano de un mayor al súper, a la farmacia, al banco o a cualquier otro recado. ¿Es ésta la idea del desconfinamiento que tiene el Gobierno de la nación? ¿Son estas las recomendaciones de los expertos? Pues si es así, por lo poco que hemos podido contrastar, están en otra onda y desde luego muy alejada de personas cualificadas de nuestro entorno: médicos, pedagogos y personas con sentido común, que no dudan en mostrar su extrañeza, cuando no cierta indignación, porque los riesgos de contagio son mucho mayores en locales cerrados que en la calle.
El pasado sábado, Pedro Sánchez anunció la medida, en esa calculada ceremonia de dar por hechas cosas para las que luego pide el consenso con las autonomías. Una vez más el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, insistió en que las semanales reuniones con el presidente no deciden nada, aportan una sucesión de monólogos sin debate. El lunes estaba convocada la comisión de desconfinamiento, a la que pertenecen todas las autonomías y a las que nada se les había consultado. Se suspendió. El vicepresidente de la Junta y representante en esa comisión, Francisco Igea, mostró su lógica sorpresa y advirtió de que los expertos no están ahí para servir de coartada a decisiones políticas, sino para proponer medidas basadas en criterios técnicos y advertir de sus posibles consecuencias. Ayer, el Consejo de Ministros, sin escuchar a las comunidades, con la excusa de que ha pedido un plan a cada una, anunció la forma de salida de los pequeños y originó sorpresa y enfado, lo que desde el sentido común es bastante comprensible. Tuvieron que rectificar una vez más.
Es verdad que en esta pandemia hay que rectificar mucho porque todo es nuevo, desconocemos muchos detalles y a veces hay que actuar sobre la marcha, pero es que abundan ya demasiado las acciones unilaterales cuando se trata de vender que lo que se busca es el consenso para salir juntos de la crisis. El estado de alarma no es un estado de manos libres para hacer y deshacer o para acallar las críticas. No es el momento de la política unilateral, sino de la búsqueda sincera de los acuerdos y las medidas. Nada de lo que vemos apunta en este sentido y como no se enmienden estas actitudes, poco esperanzador es el futuro que nos espera.