Luis Jaramillo - Punto de vista
Nada ha cambiado
Igea ha sido objeto de todas las críticas imaginables y de descalificaciones, pero no parece que eso haga mella en su acción
Nos fuimos de vacaciones como hemos vuelto, con un tremendo ambiente preelectoral y una inestabilidad política que ya está haciendo demasiado daño a todos. Ese ambiente condiciona la política regional, donde ya todos los gobiernos están configurados y se encuentran con el freno de la financiación autonómica que pone en serio riesgo cualquier gestión. Desde el PSOE acusan al PP de utilizar las entregas a cuenta pendientes como un arma contra el Gobierno de Sánchez, pero no es menos cierto que desde el Gobierno se emplea también como elemento de presión y ahí está al chusco episodio del informe sorpresa de la abogación del Estado para bloquear las entregas.
Lo cierto es que desde Castilla y León, el presidente Fernández Mañueco ha reclamado los 440 millones de las entregas pendientes y la respuesta de Tudanca ha sido ciertamente reveladora: que el PP facilite la investidura de Sánchez.
Mucho me temo que en estos comienzos de curso en Castilla y León, ya tenemos planteados los elementos que marcarán el debate: la posible convocatoria de elecciones generales y el cerco de la oposición a Francisco Igea, vicepresidente de la Junta, a quien no perdonan el acuerdo alcanzado por Ciudadanos con el PP. Igea ha sido objeto de todas las críticas imaginables y de numerosas descalificaciones, pero no parece que ello haga mella en su acción, porque a estas alturas ya hemos comprobado que es un político de fondo, que no rehuye el debate, firme en sus convicciones y que no cambiará por muchos ataques que reciba.
Estamos en el arranque de legislatura y bueno sería dejar a un lado la siempre controvertida aritmética parlamentaria para entrar en el ejercicio de la política real, la que interesa a los ciudadanos y la que tiene que dar respuesta a sus problemas y en ello la oposición tiene un papel esencial.