Luis Jaramillo - Punto de vista
Un debate muy complejo
«Las respetables aspiraciones leonesas se basan en los sentimientos, pero tal vez habría que poner sobre la mesa las inversiones reales recibidas en las últimas décadas y su relación con el resto de las provincias»
Todas las cuestiones que tienen que ver con los sentimientos son realmente complejas. Los sentimientos se tienen y cada uno cree que los suyos son los más legítimos y los más intensos. Vivimos en una comunidad donde el sentimiento provincial es mucho mayor que el regional. Llevamos casi 37 años de autonomía con estos sentimientos y no parece que las cosas vayan a cambiar demasiado, pero no es menos cierto que en este tiempo en comunidad Castilla y León ha mejorado mucho, aunque nos aquejan males que puede que no nos hagan ver el futuro con optimismo y con ello alimentar un victimismo que es también seña de identidad de nuestras provincias.
Surge otra vez, y no será la última, el requerimiento leonés de configurar su propia región, uniendo en tal aspiración las provincias de Zamora y Salamanca, sin que en ellas haya una demanda de tal situación. Las aspiraciones de León se basan en unos sentimientos muy respetables en muchos aspectos, pero también en razones que son, sin duda, discutibles. No da la impresión de que León haya sido especialmente castigada en relación con el resto de las provincias de la Comunidad, sin por ello reconocer que en el territorio provincial su tejido laboral ha sufrido y sufre las consecuencias de una reconversión que la daña especialmente. Las respetables aspiraciones leonesas se basan en los sentimientos, pero tal vez habría que poner sobre la mesa las inversiones reales recibidas en las últimas décadas y su relación con el resto de las provincias de la Comunidad. De esta forma tendríamos un referente que va más allá de los sentimientos y los lamentos y se podría afrontar el debate sin oportunismo, sin el agravio comparativo y el victimismo que, como estamos viendo en Cataluña, solo lleva a alimentar todo lo que nos separa, nos aleja a unos de otros y acaba por generar enfrentamientos y rechazos que se perciben casi insuperables.
León no tiene nada que ver con Cataluña, no quieren autodeterminación, ni crear un país propio, ni alejarse de España. La demanda de algunos, sobre todo en la capital, es crear una región propia. El debate está ahí y no hay por qué hurtarlo. Harían muy bien los partidos en no esconder la cabeza debajo del ala y tratar el asunto con objetividad, criterio positivo y con cifras reales. Puede que empecemos a ver por donde van las cosas.