Luis Jaramillo - PUNTO DE VISTA
Cumplir, pero con todo
Cuando esta mañana en miles de hogares de Castilla y León se abran los regalos de Reyes, se olvidará por unos minutos el drama que padecemos. Posiblemente un buen regalo para hoy puede ser el final de las fiestas de Navidad y a la vista de los resultados que vamos conociendo y que se nos anuncian, tomar conciencia de que estamos en el corazón de una pandemia que no sólo condiciona nuestras vidas, sino que siega muchas de ellas y está hundiendo la convivencia y la economía. Los datos del paro conocidos ayer han sido un mazazo más que sumar a un año para olvidar.
El espectáculo de ver como administraciones se enfrentan por todo, incluso por si deben estar o no los Magos en la calle, o por ver quién vacuna más o quien gestiona mejor algo tan tremendo como es lo que estamos sufriendo, nos da idea del tipo de sociedad en la que vivimos y de lo poco conscientes que son muchos de nuestros responsables públicos de lo que tenemos entre manos y lo mucho que nos jugamos. Tal vez nos falte tener una ventana permanentemente abierta en los hospitales y en las residencias o en tantos y tantos hogares donde literalmente falta el pan o el calor, para que dé una vez por todas se sumen esfuerzos para remar en la misma dirección.
No hay que descansar en señalar lo exhaustos que están los héroes del siglo XXI, los trabajadores de la sanidad en particular y de tantos servicios esenciales que luchan día a día por mantener la esperanza, luchar por la salud y por mantener puestos de trabajo.
Mañana a primera hora el Presidente de la Junta ha convocado a los expertos, minutos antes de un Consejo de Gobierno en el que muy posiblemente se adopten nuevas medidas de contención contra lo que ya nadie duda de que es la tercera ola de la pandemia. Otra vez se nos pedirá un esfuerzo y sacrificios, que serán mucho más pesados para quienes cumplimos con las normas. Desgraciadamente los menos hacen en estos casos un daño tremendo y si no se toman medidas duras contra ellos, jamás abandonarán sus posiciones. Por eso las autoridades además de reñirnos y de pedirnos sacrificios a los ciudadanos, deben ser implacables en la hora de cumplir con un régimen sancionador ejemplarizante. No es lo deseable, pero si lo necesario. No hacerlo es hacer una clara y evidente dejación de funciones.