Luis Jaramillo - Punto de vista
Confinados
«Abrir un debate político ahora es absurdo porque la política en este momento no interesa demasiado y menos esa política de disputas y enfrentamientos que tanto abunda en nuestro país»
La vida se ha frenado en seco. Basta asomarnos a nuestras calles para comprobar que el tópico de las películas de catástrofes se ha hecho una realidad. Solo hay vida intensa donde se convive con la enfermedad y con la muerte, donde mujeres y hombres luchan desesperadamente por asistir a enfermos, desbordados por los acontecimientos y desgraciadamente desprovistos de las defensas necesarias. No creo que sea el momento de buscar culpables ni de perder el tiempo en disputas estériles que no conducen a nada. Abrir un debate político ahora es absurdo porque la política en este momento no interesa demasiado y menos esa política de disputas y enfrentamientos que tanto abunda en nuestro país. Ahora lo que interesa es la acción, el trabajo de cada cual que, pese a la crisis que tenemos, está perfectamente definido. La población general en casa; la Policia, Guardia Civil y el Ejército en la seguridad de todos y la garantía de la Nación; los sanitarios y los servicios sociales en su heroica tarea de cada día; los responsables de la producción de lo esencial en su trabajo y los políticos en la gestión. Jamás un presidente del Gobierno de España ha tenido tanta lealtad a su lado. Salvo los desleales de siempre, miserables hasta en estos momentos, hay unidad general que trata de sumar y vencer al virus.
Queda mucho por pasar y cuando esta crisis sanitaria esté superada llegará el nuevo reto de afrontar la otra crisis, la que ya impacta de lleno en nuestra sociedad: la económica, que nos va a enfrentar a un momento que precisa de unidad y de solidaridad, mucha solidaridad. Lo malo es que ya no habrá tregua política y los responsables de la gestión deberán explicar como se ha gestionado esta crisis sanitaria y ya adivino la insoportable tensión política que vamos a sufrir, hasta el punto de que todo estará suspendido de un finísimo hilo que, ojalá, no se rompa.
En Castilla y León la Junta está afrontando la situación amparada en los profesionales, tratando de poner a su alcance todos los recursos posibles. Ha conseguido un importante movimiento de solidaridad de las empresas, que se han volcado en la ayuda y reclama más dureza al Gobierno en las medidas de confinamiento, la única garantía real de superar el avance del virus. No lo está consiguiendo. Pedro Sánchez arriesga mucho al negar lo que le reclaman muchas comunidades y esperemos que por el bien de todos acierte, porque vivimos ya una situación límite que nos hace pensar en Italia y eso genera pánico.