Alejandro J. García Nistal - Noción personal
Luis Aznar
«Parecía mentira cómo un hombre erudito y modales exquisitos guardase bajo su piel tanta mala leche»
Eran tiempos de instituto, adolescencia inconformista en la ciudad Bimilenaria. Para unos, la Transición había terminado, pero lo cierto es que para la gran mayoría social de España estaba todo a medio hacer. Uno de los protagonistas políticos en la provincia de León, al menos así parecía a tenor de su presencia fotográfica en los periódicos, era un hombre con aspecto de bibliotecario y relativamente joven con respecto a la mayoría de iconos de la cosa pública.
Desconocía por aquel entonces su pasado en UCD, cuestiones de la diferencia de edad, sí su puesto en el CDS, organización que sabía lideraba y que no se resignaba al papel secundario ante los grandes un día sí y otro, también. Salía en los papeles dando leña a diestro y siniestro. Parecía mentira cómo un hombre erudito y modales exquisitos guardase bajo su piel tanta mala leche para con socialistas y populares. Me refiero, ya lo habrán adivinado, a Luis Aznar.
Esta semana asistí a la presentación de su libro en Madrid. El reconocimiento institucional fue grande, con un Juan José Lucas rememorando andanzas primero en la trinchera de enfrente y después codo con codo. Hasta el famoso veto de Aznar, del otro, en el gobierno regional o el cambio de mayores rentas a un CDS, ya en vías de integración en el PP, para favorecer la alcaldía de Madrid a Rodríguez Sahagún. Siempre los castellanos y leoneses cediendo de lo propio por un interés mayor, una causa común, un sentido del deber y del Estado que en otras zonas de España poco o nada se da. Y mira que llevamos siglos haciendo lo mismo…
Hablé con Luis Aznar por vez primera sentados ambos atrás en el vehículo de Mario Amilivia, por entonces de los pocos que tenían aquel Motorola que más bien se asemejaba al zapatófono de Anacleto. Un buen político y mejor persona.