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Cinco lugares de Castilla y León donde será difícil encontrar gente este agosto

Repaso de los puntos de Castilla y León donde es difícil encontrar un alma en verano, desde las mayores urbes hasta los parajes más recónditos

Así luce la Plaza Mayor de Valladolid en estos días de verano AytoVall

C.CEREZALES

Llega el calor, las temperaturas son sofocantes y la población huye de las ciudades y el bochornoso asfalto en busca de climas más relajados en montañas o playas. Este éxodo estival provoca que municipios enteros queden prácticamente abandonados. A continuación hacemos un repaso de los cinco lugares de Castilla y León donde es difícil encontrar un alma en verano, desde las mayores urbes hasta los lugares más recónditos.

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Pocas veces la calle Santiago, una de las más transitadas de Valladolid, presenta tan poca afluencia ICAL

1. El centro de Valladolid a las 17.00

Ni siquiera la fiebre Pokemon ha conseguido que en Valladolid la gente salga a la calle a partir de las 14.00 horas de la tarde. La sensación térmica es insoportable, las sombras escasas y ahora, con los Juegos Olímpicos, es preferible estar en casa y salir por las noches.

Además, hay que destacar que la importante ciudad castellana es de la que más habitantes emigran en vacaciones en busca de playa o montaña y no recibe tantos turistas como Segovia, Salamanca, Burgos o León, que suelen ser o resultan más atractivas para los viajeros. La céntrica calle Santiago, el Paseo Isabel La Católica o incluso la Plaza Mayor quedan desiertas durante el verano.

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Sin llegar a estos extremos, las salas de cine no se llenan en verano Cinemanía

2. Los cines en sus sesiones de tarde

Ir al cine se convierte en algo habitual durante las vacaciones pero es menos frecuente, desde luego, durante el periodo estival. Las productoras lo saben y por eso guardan sus grandes estrenos para el invierno cuando la afluencia a las butacas es mayor. Ni siquiera «El escuadrón suicida» o la última entrega de la saga Bourne atraen lo suficiente a los espectadores como para salir de sus casas con un sol de justicia.

Las altas temperaturas se combaten mejor con piscinas, refrescos y helados que con pantallas y palomitas. Incluso los más pequeños de la casa, que durante el resto del año son los más habituales en las sesiones de tarde, prefieren ir al cine por la noche porque al día siguiente no tienen que madrugar.

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En plena montaña, no recibe muchas visitas a pesar de ofrecer unas vistas únicas Wikipedia

3. Monasterio de Montes de Valdueza

Uno de los muchos monasterios de Castilla y León que, con el paso del tiempo, se han ido deteriorando. A pesar de los planes de conservación que se intentan llevar a cabo desde la administración, no hay nadie que cuide y vigile por su mantenimiento, y se han convertido en vestigios abandonados del pasado.

En este caso se trata de uno de los más antiguos de toda la Comunidad, fundado en el 635 por San Fructuoso. A lo largo de su larga historia, se ha llegado a temer por su desaparición, pero de momento aguanta los envites y su iglesia sigue dando misa cada domingo.

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Aunque a simple vista parezca cercana al pueblo, lo cierto es que nadie la cuida lo suficiente ICAL

4. Fábrica de los Textiles de Béjar

Un enclave que, en su momento de mayor apogeo, en la época real, tuvo entre sus paredes el cometido de crear una gran cantidad de trajes y vestimentas de la nobleza castellana. En estos momentos se visita de vez en cuando a través de viajes organizados por sus plantas y sus naves pero en verano rara vez tiene compañía. Además, los vecinos se han quejado en reiteradas ocasiones del estado de algunas de sus entradas que deberían ser desbrozadas. Un patrimonio cultural único que, sin embargo, no tiene toda la afluencia que pudiera parecer a simple vista.

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Los campus universitarios y los patios de los colegios «descansan» durante el verano F.HERAS

5. Los colegios y las universidades

La educación para en verano y vive en julio y sobre todo en agosto sus momentos de descanso. Colegios y facultades cierran sus puertas a la espera de un nuevo curso y de esta manera forman parte de los lugares que quedan solitarios durante el verano.

Profesores y alumnos disfrutan de las merecidas vacaciones y dejan vacías las aulas que durante los siguientes nueve meses van a albergar horas y horas lectiva. Esto conlleva también que los niños y niñas que acuden normalmente al comedor escolar tengan que hacerlo en sus casas, con el correspondiente gasto extra para las familias. Es la única buena razón para que estas clases sigan abiertas durante el verano.

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