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Elena Santiago: de luces y sueños
La autora castellano y leonesa vuelve con «Los delirios de Andrea», una novela que nace y se desarrolla al calor de las andanzas de Don Quijote y que destila poesía desde el comienzo, en cada una de las descripciones y escenas
![Elena Santiago: de luces y sueños](https://s2.abcstatics.com/media/espana/2019/10/01/elena-santiago-U30924424946hFG--1248x698@abc.jpg)
De vez en cuando, el mundo de las letras sorprende a sus lectores con hallazgos inesperados, que son como esos tesoros que esconden artes de magia y una capacidad inagotable para provocar alegría e ilusión.
Algo así sucede con la última y anhelada obra de esa gran dama de las letras leonesas y castellanas que es Elena Santiago. Una edición del contrastado sello Eolas que sus lectores aplaudirán, ante todo, porque es muestra evidente de que su autora, que llevaba cuatro años sin publicar una novela -la anterior fue Nunca el olvido-, sigue gozando de una excelente salud literaria; y que disfrutarán desde el primero hasta el último de sus párrafos, porque Los delirios de Andrea es como una caja de música delicada que consigue, desde la metáfora inaugural, cautivar a los lectores con el ritmo de la poesía que destila cada figura literaria, cada descripción, cada escena.
Ambientada en un lugar de La Mancha cuyo nombre no precisa ni es relevante, la novela nace y se desarrolla al calor de las andanzas de Don Quijote, a través del personaje de Andrea Doradia, una joven ingenua, candorosa y soñadora que torna su nombre por el de Aldonza, y pretende convertirse en la enamorada del héroe cervantino.
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Elena Santiago posee un estilo personalísimo, un clasicismo moderno fácilmente reconocible por sus numerosos adeptos; y lo pone una vez más de manifiesto apelando a la creación de atmósferas envolventes y a los temas fundamentales de su literatura, la vida, la muerte, la imaginación, la esperanza, la oscuridad, la luz, la espiritualidad, la juventud, la maternidad, el amor. A ello hay que unir esa habilidad narrativa que la hace especial, la manera de colocar las frases o el uso de formas verbales que para otros resultarían rígidas y que sin embargo, brotadas de su pluma, repiquetean con el desparpajo del sonido de unas castañuelas, dotando de ritmo y de vivacidad a un texto fascinante.
Los personajes
Alrededor de Andrea, o Aldonza, florece un vivero de personajes que la autora esculpe con su buril magistral. Particularmente apasionantes resultan las figuras de los tres protagonistas masculinos; Arístides, el padre y terrateniente, autoritario y dictatorial, que se cree con derecho moral y carnal sobre las personas que lo sirven; Mateo, el fraile que abandona el convento cuando comprende que la vida amanece más allá de sus muros; y sobre todo, Domero, el primo golfo de Andrea, un pícaro superviviente que apelará a cualquier tipo de argucias y chantajes para medrar y para convertirse en una especie de gallo en un gallinero alborotado por los efectos adormecedores que producen unas extrañas yerbas. Junto a ellos, los personajes femeninos; Sira, la joven esposa de Arístides, con la que contrae matrimonio tras la muerte de la madre de Andrea; Brígida, el ama de llaves o Gelasia, que es la última que llega a la hacienda y al entorno del amo, dotan a la trama de intriga, fantasía, un sutil erotismo y un concienzudo análisis sobre los instintos básicos del ser humano, a través de reflexiones que llegan a convertirse en ingeniosas sentencias filosóficas acuñadas con un lenguaje de orfebre.
La novela transcurre en un atractivo ambiente de suspense continuo, a caballo entre los acontecimientos que suceden en la casa familiar y las noticias que llegan de un Don Quijote decadente, que tendrá que claudicar en la batalla contra la muerte para que triunfe el amor. Así, Andrea dejará de lado sus delirios y verá una luz que para los lectores será certeza de realidad. O quizás el más bello de los sueños.