Economía
La lluvia impulsa un 26% la producción hidroeléctrica en el primer semestre
La escasez de agua con la que arrancó el año lastró la generación hasta primavera
La frondosidad con la que ha lucido el campo en este 2018 después de un arranque de año muy húmedo y una primavera generosa en lluvia no ha sido la única consecuencia de las abundantes precipitaciones que de forma general regaron Castilla y León en el primer semestre. Año de nieves, año de bienes también para las centrales hidroeléctricas que beben de los embalses de producción de energía que hay en la Comunidad, que han logrado olvidar así el desastre de un seco 2017 que no sólo dejó dramáticas consecuencias en el campo, sino que apenas permitió moverse a las turbinas de las centrales impulsadas por la fuerza del agua en una comunidad líder en potencia hidroeléctrica, pues acapara el 26% del total nacional.
Hasta un 26 por ciento ha aumentado la producción hidroeléctrica de las centrales de Iberdrola y Naturgy, -antes Gas Natural-, las dos principales compañías que se nutren de las aguas de Castilla y León, especialmente de la cuenca del Duero, la que abarca casi el 84 por ciento del territorio de la Comunidad, aunque también con instalaciones en el Tajo y el Ebro. En total, más de 3.888,49 gigavatios/hora (GWh), 802,84 más que en el mismo periodo de 2017 (3.085,65).
Aunque las precipitaciones han sido generosas y permitieron a los embalses cerrar las heridas dejadas por la deshidratación de la sequía, no se ha logrado, en general, un primer semestre de récord en cuanto a producción hidroeléctrica. Y es que arrancaron el año con déficit de líquido y fue ya entrada la primavera cuando el agua llegó para saciar de verdad la sed a sus vasos.
No récord
En el caso de Iberdola (mayoritaria en generación de esta renovable en Castilla y León), el conjunto de sus centrales en el Ebro y el Duero generaron más de 3.762 gigavatios/hora (GWh) de potencia entre enero y junio, lo que supone cerca de un 40 por ciento más que en el mismo periodo de 2017 (1.929,61 GWh más). Aún así, los efectos de la sequía del ejercicio anterior se han seguido notando en éste, y la escasez de recursos hídricos con los que partían hace que las cifras de producción hidroeléctrica en el primer semestre estén un 35 por ciento por debajo de la media de los últimos nueve años. Un tiempo en el que se han combinado periodos de escasa generación -2012 aún fue más bajo aún que 2017 y apenas se rebasaron los 2.400 GWh entre enero y junio- con otros de abundancia -2010 marca el récord, con algo más de 7.200-.
A estas aportaciones son las centrales que se nutren de las aguas del Duero las que contribuyeron en cantidad, pues son las que «beben» de embalses más grandes los de Ricobayo, Saucelle o Aldeadávila, en las provincias de Zamora y Salamanca. Más del 96 por ciento de la producción de Iberdrola en la Comunidad se produjo en esta cuenca: 3.525 GWh, lo que supuso 968 más -un 36,44% a mayores- respecto al primer semestre de 2017. Aún así, se notó que acusaron la escasez de líquido en sus vasos con que comenzaron el año y la producción entre enero y junio fue inferior al promedio de los nueve ejercicios anteriores.
Más significativo, en términos porcentuales, fue el aumento de generación de esta renovable en las centrales que se mueven con la fuerza del Ebro, donde la producción fue más del triple que en 2017 (un 225,5 por ciento más). Sin embargo, dadas sus menores dimensiones hacen que ese importante pico no impacte de manera notable en el global de Iberdrola, pues sólo supusieron la generación de unos 138,6 GWh. Un valor que, además, está por encima del promedio de lo producido entre 2009 y 2017, aunque también sin llegar a batir las marcas anotadas por 2010 (154,3) o 2013 (147,9).
Por lo que se refiere a las diez centrales que Naturgy tiene en Castilla y León, la producción en el primer semestre de este año superó los 125,9 GWh, lo que supone casi 49 más que en el mismo periodo del ejercicio anterior -51,6 por ciento a mayores-.
Lo cierto es que en sólo seis meses casi igualó la producción de un escaso 2017, que cerró con un exiguo balance de 146,6 GWh de energía producida. Y es que, según reconocen desde la compañía, la sequía del pasado año se ha notado aún en este, pues «ha afectado a los primeros meses», ya que se estrenó ejercicio con una «reserva muy inferior» respecto al año anterior. Fue a partir de marzo, cuando la lluvia y las nieves del arranque de 2018 comenzaron a notarse en los vasos de los embalses, cuando los niveles de líquido comenzaron a igualarse. Fue ya entrada al primavera, en abril y mayo, cuando la mayor pluviometría se dejó notar en el movimiento de las turbinas. De hecho, la diferencia de los datos es sustancial si se comparan los más de 36,5 GWh de abril que los poco más de 1,5 que lograron suministrar a la red en enero.
Mejor en el Tajo
Han sido los que pertenecen a la cuenca del Tajo los que más han aportado al balance de esta compañía. Si ya el año pasado éstos fueron los que ayudaron a enjugar sus números, en este de mayor abundancia hídrica son también los más productivos. Es el caso del embalse del Burguillo, nutrido por las aguas del río Alberche, en la provincia de Ávila, cuya generación ha rozado en los seis primeros meses del año los 27,9 GWh. Por su parte, el también la central abulense de Puente Nuevo, que se abastece del embalse de Charco del Cura, rebasó ligeramente los 22 GWh. Entre los dos suman cerca del 40% de lo sumado por las centrales de Naturgy.