Educación

Los libreros, contra «la competencia desleal» en los libros de texto

El sector considera que es «gravísimo» para sus comercios ya que suponen entre el 30% y el 40% de sus ingresos anuales

Los libreros se quejan de que las editoriales contacten directamente con las AMPAs ICAL

M.ANTOLÍN

Las vacaciones van llegando a su fin y se aproxima la vuelta al cole. Con ella, regresan también la compra del material escolar y los libros de texto, que si antes provocaban largas colas a las puertas de las librerías, hoy parece que esa afluencia es cada vez menor y el gremio se ve amenazado por nuevas prácticas de venta y sobre todo por la «competencia desleal» ejercida por algunos colegios, asociaciones de padres y madres de alumnos y editores.

El sector ha estallado y ha llegado a una situación que es ya «sangrante», asegura la presidenta del Gremio de Libreros de Castilla y León, Pilar Pérez. El problema, que es «gravísimo», viene de años atrás, pero ya preocupa y mucho a los libreros porque está en juego la supervivencia de muchas librerías de la región, para las que la venta de los libros de texto puede suponer entre un 30 y un 40 por ciento de todos los ingresos que reciben a lo largo del año.

Hace tiempo que los libreros saben que asociaciones de padres y madres de alumnos, denominadas Ampas, y algunos colegios de la Comunidad venden libros de texto nuevos que adquieren a las editoriales, «que también tienen culpa», considera Pilar Pérez. Y es que las editoriales se «saltan» a las librerías y facilitan los libros de texto directamente a las Ampas , que venden los productos a precio de coste, denuncia la representante de los libreros castellano y leoneses. «Las editoriales se oponen así a sus propios clientes, porque las librerías venden sus libros durante todo el año», indica, y «sirven el número de libros de texto que exactamente necesitan los padres» sin arriesgarse a tener devoluciones. Un «riesgo» que sí corren los libreros, a los que el editor únicamente recoge el 12 por ciento de los libros de texto que le sobran tras la temporada de ventas.

En los colegios públicos, salvo en los que tienen autorización para ello, «no se puede vender ni comerciar con nada, tampoco con libros» , según la normativa autonómica y estatal, explica la presidenta del Gremio de libreros autonómico, que recuerda también que las librerías tienen que pagar impuestos y a su personal y que «para poder vender al público se tiene que hacer durante todo el año» y no sólo en la temporada del inicio escolar.

Por ello, pide que las administraciones públicas revisen de oficio si se cumplen los requisitos legales para la venta de libros. Las más afectadas son las librerías pequeñas de las ciudades y las que se encuentran en los municipios más pequeños de la región, que además aportan un «servicio» durante todo el año y «dan vida» a esas localidades. «Algunas ya se han visto obligadas a echar el cierre», lamenta Pilar Pérez.

Grandes superficies

También influye la política de venta que suelen seguir las grandes superficies, que, a menudo, ofertan los libros de texto a precio de coste con la intención de «atraer» a los padres para que adquieran allí otros productos que necesitan los escolares de cara al nuevo curso. De hecho, se han llegado a presentar algunas denuncias por «dumping» -venta por debajo del precio de coste- a nivel nacional.

«No podemos permitir que cierre ninguna librería más» en un sector en el que «llueve sobre mojado» y que se enfrenta además a otros obstáculos como la venta por internet y el libro electrónico, defiende. «Lucharemos por el sector y para que nos dejen seguir con nuestro trabajo», añade.

Desde la Confederación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de los Colegios Públicos de Castilla y León (Confapacal), su presidenta, Marina Álvarez, lanza una pregunta: ¿quién tiene la responsabilidad las Ampas o las editoriales? Asegura, también, que las dificultades económicas a menudo agudizan el ingenio y recuerda que las nuevas becas que subvencionan todo el coste de los libros de texto impulsadas por la Junta ponen el límite en las familias que tienen ingresos inferiores a unos 11.500 euros. «Nos preocupan aquellas que están entre los 12.000 y los 25.000», explica, porque «sin ser rentas altas» se quedan fuera de esas ayudas.

Sobre el programa de préstamo de libros Releo, la presidenta de Confapacal opina que es una buena herramienta y pide que se extienda a todos los colegios de la Comunidad para que llegue al máximo número de estudiantes posible.

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