Artes&Letras/Escena

La leyenda de Inés de Castro

La compañía segoviana Nao d'amores condensa dos obras de Jerónimo Bermúdez en la obra «Nise, la tragedia de Inés», estrenada en La Abadía de Madrid

Momento de «Nise, la tragedia de Inés», de la compañía segoviana Nao d'amores ÁLVARO SERRANO

JOSÉ GABRIEL LÓPEZ ANTUÑANO

La truculenta historia de Inés de Castro, asesinada en Coímbra un 7 de enero del lejano 1355, cuando contaba 30 años, por el rey don Alonso de Portugal, ha originado muchas leyendas, recogidas en cancioneros portugueses y por Camões en el Canto III de Os Luisíadas (1572), varios libretos de ópera y unas cuantas obras de teatro. A Castro de Antonio Ferreira (1582), Nise lastimosa y Nise laureada, ambas fechadas en 1577, de Jerónimo Bermúdez (1530-1606) o Reinar después de morir (1635) de Vélez de Guevara entre otras.

Se entremezclan en la leyenda conmovedores temas como la pasión, los celos, la compasión, el poder y la razón de estado por encima de la libertad de las personas, problemas de conciencia que derivan de este proceder, y la elección de la muerte antes de doblegar la voluntad en el caso de Inés. Esta dama, doncella de la princesa Constanza, tuvo cuatro hijos con el esposo de esta y futuro rey de Portugal, Pedro I. Muerta Constanza, se casa en secreto con el todavía príncipe Pedro, para el que su padre reservaba otros planes, casarle con doña Blanca de Navarra para ensanchar las fronteras de un reino. Las estrategias de Estado solo se satisfacen con la muerte de Inés.

El drama de Vélez de Guevara no deja de representarse desde su estreno hasta 1964, que sube a las tablas del teatro Español; de nuevo, el pasado enero el abulense Ignacio García la dirige en el teatro de la Comedia de Madrid con la CNTC. De las tragedias prebarrocas de Bermúdez no existe rastro de escenificaciones, de modo que la propuesta de Ana Zamora con Nao d’amores, estrenada en La Abadía de Madrid en diciembre y representada en Segovia el pasado mes, puede considerarse como un auténtico rescate de dos obras olvidadas.

Ana Zamora condensa Nise lastimosa y Nise laureada en una única propuesta escénica, Nise, la tragedia de Inés, en un espectáculo de unos 90 minutos. Nise es la metátesis (cambio de lugar de uno o más sonidos dentro de una palabra) de Inés. El espectador, cuando entra en el teatro es conducido a unas gradas de madera en forma de herradura, construidas ad hoc, que rodean parte del área de actuación de los intérpretes. El lugar de la representación se cierra con un estrado, donde se colocan diferentes instrumentos de cuerda de época y por donde acceden actores y músicos, y se completa con una trampilla situada en el suelo, en el hueco que deja la grada, que levantada es la Fuente de la Lágrimas (revestida de azulejos portugueses), lugar donde reposará el cuerpo sin vida de Inés, y vaciada el lugar de enterramiento de la que reinó después de morir.

La propuesta escénica es deudora de la reconocida y celebrada trayectoria de Ana Zamora: rescate de textos olvidados; cuidadoso estudio, enunciación y puesta en valor de formas métricas, algunas postergadas; combinación armoniosa de palabra y música renacentista que se toca exhumando partituras que aguardan polvorientas en archivos (cuando se transcriba e interprete la música del renacimiento y barroco se reconocerá que España fue una potencia musical); puesta en escena que combina y deleita palabra, música, acción escénica medida e interpretación delicada, en un tempo lento que permite delectar la belleza; y en esta Nise unos músicos que tocan bien, como acostumbran, y unos actores muy solventes como José Luis Alcobendas o Natalia Huarte, entre otros.

A esta «marca de la casa» de Nao d’amores se suma en este espectáculo una dramaturgia muy trabajada, densa y profunda a un tiempo, y entretenida, que también firma la directora. En el trabajo dramaturgístico, escoge los elementos que necesita para contar la historia de Inés de Castro, que se exponen básicamente en la primera parte del espectáculo, para después, una vez muerta Inés, reflexionar y censurar la injusticia y crueldad del monarca, y poner en sordina la actitud timorata, cuando no cobarde, de Pedro y la Corte real. Nise, la tragedia de Inés, que sería de justicia que circulara por Castilla y León, recrea los sentidos y propone una reflexión sobre los abusos del poder y sus consecuencias tan actuales en los arranques de este año.

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