Adiós a uno de los símbolos de la minería del Bierzo
Cae la chimenea de la térmica de Anllares, casi dos años después de cesar su actividad
Un segundo de detonación, veinte más de caída y adiós a uno de los símbolos del pasado minero e industrial del Bierzo (León) : la chimenea de humos de la central térmica de Anllares. Con sus 150 metros de alto, la estructura de hormigón era la pieza más alta del complejo de producción de energía eléctrica, quemando carbón, casi dos años después de su último día de actividad, el 30 de noviembre de 2018.
La operación fue parte del proceso de desmantelamiento que desarrolla la empresa vasca «Lezama Demoliciones». Puntual, a las tres y media de la tarde, se procedió a la explosión de los 50 kilos de carga que hicieron caer la chimenea, desde su propia base. Dos estruendos y, luego, silencio. El mismo silencio en el que quedaron las cuencas del carbón del Bierzo desde el cierre de la última mina, también en noviembre de 2018.
La operación fue observada desde las montañas y los caminos cercanos, bajo una intensa lluvia y en un día gris, toda una metáfora, por muchos curiosos: vecinos de pueblos de alrededor, antiguos empleados de la central y operarios que ahora trabajan en el desmantelamiento.
Y algunos no pudieron evitar llorar al ver la caída de la enorme chimenea. «Se saltaban las lágrimas cuando se iba cayendo», confesaba Manolo, de Argayo, que desarrolló su vida laboral en la térmica de Anllares; o su compañero Manuel, de Sorbeda, que confesó «pena y tristeza. Ya no hay nada que hacer», sentenció. Otro de los veteranos, Ángel, vecino de Páramo del Sil, avisó de que, con el final de la térmica, los pueblos de la zona «corren el riesgo de morir».
Toneladas de hormigón
Ahora, la empresa Naturgy, que explotó la central, estima que se recuperarán 3.550 toneladas de hormigón, que se destinarán a rellenar huecos y regularizar el terreno donde se asienta la central. Además, se reutilizarán otras ochenta toneladas de hierro y acero, que serán recicladas. El desmantelamiento de la térmica de Anllares ya ha llegado a la mitad del trabajo previsto, que tiene un presupuesto superior a los ocho millones de euros y que da empleo a 60 personas.
Esta central se empezó a construir en el año 1979 y entró en servicio en 1982. A lo largo de su vida útil, generó más de 68 millones de gigawatios hora y quemó más de 31 millones de toneladas de carbón.