Luis Jaramillo - Punto de vista
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«Juan Vicente Herrera, con los resultados en la mano, está plenamente legitimado para poner en marcha una renovación que él mismo define «de arriba abajo»
Aunque es pronto todavía para calibrar las repercusiones de la tormenta política de las Elecciones Generales, si que es posible realizar algunas aproximaciones a lo sucedido en nuestra Comunidad. Es evidente que los partidos emergentes han llegado para ser actores de la vida política, pero también lo es que el bipartidismo sigue muy instalado en Castilla y León, como lo demuestra el hecho de que pese al varapalo nacional, PP y PSOE acumulan más del 60% de los votos, se reparten 26 de los 32 escaños al Congreso y todos los del Senado. Ambos partidos tienen representantes en todas las provincias. El crecimiento de Ciudadanos y Podemos es grande, pero muy lejos todavía de los dos partidos tradicionales.
Aunque el PP pierde cinco, consigue mejorar los votos obtenidos en las pasadas autonómicas, lo que habla de la fortaleza de la marca y saca ocho escaños al PSOE, que se queda solo con 9. Los socialistas, que empeoran en voto y en resultado, salvan los muebles porque la perspectiva que tenían era mucho peor.
Con todo, lo más destacado es que tras estas elecciones y a la espera de los posibles pactos, en el horizonte están los congresos y en el caso del PP será muy importante lo que en él suceda, ya que debe de ser el Congreso de la renovación. Juan Vicente Herrera, con los resultados en la mano, sale reforzado tras las elecciones tanto en su liderazgo en la Comunidad como en el partido y por lo tanto, está plenamente legitimado para poner en marcha una renovación que él mismo define «de arriba abajo». Sólo si el PP es capaz de hacer en las organizaciones provinciales y en la regional los cambios que necesitan, pondrá en valor una marca que, aun en los peores momentos, sigue gozando de gran confianza entre los electores. De alguna forma así lo vienen pidiendo elección tras elección.