El laberinto de Ciudadanos

No corren los mejores tiempos para Ciudadanos y a pesar de que el candidato a la Junta de Castilla y León, Francisco Igea, trata de dar a su trabajo el tinte de normalidad y transparencia que siempre ha proclamado para su organización, lo cierto es que los líderes nacionales del partido no contribuyen a ello. A pesar de que Albert Rivera da por zanjado el tema, la Comisión de Garantías del partido sigue investigando el presunto pucherazo en las primarias de Castilla y León. Sin duda son conscientes de que el caso está ya en los juzgados y si en ellos se constanta, el escándalo sería mayúsculo.

Las primarias siempre son fuente de conflicto en los partidos. Todos las asumen como una pose porque saben que deja abiertas heridas que tardan en cicatrizar, de ahí que los aparatos tiendan a fomentar candidaturas únicas para evitarlas, aunque raramente lo consiguen.

En Ciudadanos están pagando una factura muy cara por querer imponer su candidato y por los métodos empleados. Al coste de imagen que supone tener que aclarar un presunto pucherazo, se une el desgaste que supone un constante y progresivo goteo de deserciones como prueba de que la herida sigue abierta, que hay división interna seria y que el horizonte se complica. En provincias como Valladolid, Zamora, Salamanca o León, Ciudadanos lucha por recuperar la normalidad en una carrera contra el reloj que trata de ganar Francisco Igea en una faceta que no era la primera elección en sus planes, la de ser candidato a la Junta de Castilla y León.

Es un trabajo intenso que choca con la realidad de la imagen que el partido ha dado y, me temo, no cuenta con demasiada colaboración del aparato que vió como Igea daba al traste con sus planes para la Comunidad.

Veremos qué pasa en las elecciones generales del 28 de abril para saber si la tendencia ayuda o no al discurso de cambio que proclama el ya candidato de la formación naranja en Castilla y León.