La Junta rebajará sus exigencias para ser menos restrictiva con el cierre de bares

La incidencia ya no deriva en tanta mortalidad y tendrá más en cuenta la ocupación hospitalaria

Se plantea limitar el número de personas en las reuniones tras el respaldo judicial en otras comunidades

Igea y Casado, este miércoles tras el Consejo de Gobierno F. HERAS

Isabel Jimeno

Dar «un paso distinto» al que marcaba hasta ahora el camino, guiados por la incidencia del Covid-19, para tratar de que las restricciones «se adapten» a la situación actual de la pandemia, siempre con la «prioridad» de «salvar vidas, evitar el colapso sanitario» y también «conseguir la reactivación rápida, pero también segura» de la economía, de modo que el cierre del interior de los bares no siga el mismo estricto guión. Cuando el próximo jueves hayan pasado diez días desde la caída del estado de alarma y se pueda valorar el primer impacto del adiós a medidas como el toque de queda, la Junta de Castilla y León analizará no sólo el impacto del coronavirus en forma de nuevos contagios -factor clave hasta ahora para apretar o aflojar-, sino que mirará más hacia la presión sobre el sistema sanitario. « Hay que hacer esta nueva adaptación, teniendo en cuenta la situación de los sectores muy, muy, muy afectados », avanzó el vicepresidente y portavoz, Francisco Igea, alegando que «los escenarios son cambiantes y nosotros nos adaptamos».

«No» modificarán los umbrales que marcan la situación de riesgo y restricciones según el «semáforo» acordado a nivel nacional y que se seguirá aplicando, recalcó Igea. Pero sí está sobre la mesa, añadió, elevar los «umbrales» con los que la Junta adopta restricciones «extraordinarias» y que están «causando un mayor daño». Unas medidas adicionales que desde el pasado 5 de abril suponen el cierre en el interior de la hostelería y los locales de juego y apuestas en las localidades de más de 5.000 habitantes con una incidencia superior a los 150 casos por 100.000 habitantes a catorce días y también en las inferiores si el virus está descontrolado. De hecho, «salvo catástrofe», a las 29 que actualmente están en esta situación no se añadirán más desde el lunes, avanzó el portavoz. Sí podrán salir las que hayan cumplido las dos semanas con la medida en vigor y rebajado ese umbral. Unos cierres muy protestados, incluso desde las filas del PP, además de por el propio sector, que en Segovia amenaza con ir a los tribunales, a los que ya ha recurrido el Ayuntamiento de Aranda de Duero (Burgos).

Eso sí, aflojar, incidió, «dependerá de lo que ocurra» con el nuevo escenario abierto tras acabarse el estado de alarma. Se busca «adaptar la situación de las restricciones a la nueva situación sanitaria», teniendo en cuenta que la cuarta ola de la incidencia del Covid-19 -ayer anotó otra bajada y está a punto de dejar atrás el riesgo alto, con 151,70 casos por 100.000 habitantes- que sigue azotando «no» se ha traducido en una cuarta ola de mortalidad. A un ritmo de unos 300 nuevos casos diarios (222 ayer), los fallecidos están en niveles «muy bajos» (uno más en hospitales). Ya no se cumple la regla de que el 1,5 por ciento de los contagiados perece, sino que se «ha reducido», por lo que se valora dar «más peso» a la situación sanitaria a la hora de adoptar medidas.

En el Gobierno autonómico son «razonablemente optimistas» para poder avanzar -incluso con medidas en vigor para el siguiente fin de semana- «a pesar el caos» del fin del estado de alarma y la disparidad de restricciones por comunidades y la justicia, apostilló Igea. Aunque sí se plantean limitar el número de personas permitidas en las reuniones, a la luz de lo que sí la han respaldado otros tribunales. «Pero», añadió, siguen «preocupados» por la «saturación» de las UCI . En planta se nota más el alivio -ayer había 260, dieciocho menos-, que en las UCI, donde los pacientes con positivo en Covid-19 sigue ocupando más del 25% de las camas. «Es un punto muy frágil», apuntó la consejera de Sanidad, Verónica Casado, quien alertó del aumento de ingresos en cuidados intensivos de personas «más jóvenes»: de media, el 31 por ciento tiene menos de 60 años, pero en Segovia son el 58%; el 57 en Soria y el 44 en Salamanca. Se está en niveles de finales de diciembre, antes de que comenzase a encresparse la tercera ola, «pero muy lejos» de los cuatro o cinco en intensivos y una incidencia de seis por 100.000 habitantes de julio, cuando se acabó el primer estado de alarma.

«Presidente Epi»

El punto positivo, que la vacunación «va bien» y podría avanzar a más ritmo de recibirse más dosis y de forma más estable, puntualizó Casado. También Igea incidió en la importancia de inocular. «La vacunación es el futuro. El estado de alarma es el pasado», señaló recordando las declaraciones del «presidente Epi», Pedro Sánchez. Además, el vicepresidente rebatió la «leyenda negra» de que Castilla y León sea de las comunidades más restrictivas, aunque reconoció que es «humano y razonable» el enfado sobre todo de los más afectados. «Es que no hemos vencido al virus siete veces. Si hubiéramos vencido al virus siete veces como el presidente, no tendríamos leyenda negra, tendríamos leyenda idiota», espetó. «Llevo con gusto la leyenda», reconoció Igea, quien asumió que «quizá» adolece de «un poquito de alegría».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación