Julio López - Pienso, luego existo

Agravios

«Era imposible que el mercado laboral leonés absorbiera los 71.700 empleos destruidos en el sector primario»

ICAL

En mi última columna evidencié el crecimiento de las disparidades territoriales en el seno de nuestra comunidad autónoma desde su creación en 1983, que podían justificar un cierto sentimiento de agravio. De hecho, cada vez se escuchan más voces responsabilizando de los males de León a su pertenencia a Castilla y León, y proponiendo como solución una suerte de Lexit, es decir, el autogobierno y la autonomía de la región leonesa. La cuestión es: ¿está justificado dicho sentimiento? A modo de respuesta, voy a facilitar la evolución del empleo entre 1982 y 2019 en León y Valladolid, para que los lectores saquen sus propias conclusiones.

En 1982 León tenía 193.800 empleos, 55.600 más que Valladolid. Sin embargo, acabó 2019 con 180.500, 51.100 empleos menos que la provincia vallisoletana. Como suena. Datos de la EPA del INE. Brutal ¿verdad? De hecho, León es una de las pocas provincias españolas que ha destruido empleo en estos años (-7%), mientras que Valladolid lo ha creado a un ritmo similar al del resto de España (+68%). A partir de este dato, si no se tuviera ningún otro, se podría pensar que la causa de esta dispar evolución es que la pertenencia a Castilla y León ha favorecido a la una, y perjudicado a la otra. Y es posible que alguna influencia haya tenido, no digo yo que no, pero el principal factor explicativo es otro: la histórica sobredimensión del sector primario leonés. Y lo saben.

Vuelvo a los datos. En 1982 León tenía 80.700 personas empleadas en el sector primario (agricultura, ganadería, silvicultura), el 42% del total provincial; Valladolid, sólo 16.200, el 12% del total. Era evidente que el inevitable ajuste del empleo en este sector de la actividad, vivido en toda España, pasaría factura a la provincia leonesa, con independencia de quienes fueran sus compañeros de aventura autonómica. Y el resultado ha sido que a finales de 2019 el sector primario leonés sólo ocupa a 9.000 personas, el 5% del total provincial. Del 42% al 5%. Era imposible que el mercado laboral leonés absorbiera los 71.700 empleos destruidos en la agricultura, ganadería y silvicultura en estos años, un sector sobredimensionado en esa provincia mucho antes de que se creara Castilla y León tal y como la conocemos.

Es cierto que el empleo industrial leonés también ha evolucionado peor que el vallisoletano, pero se explica fundamentalmente por la deriva negativa de la industria extractiva más que por considerandos de abandono autonómico. La construcción también se ha comportado cualitativamente peor, pero es irrelevante en términos cuantitativos. Y el sector servicios leonés -que incluye el empleo público-, creció un nada desdeñable 112% en este período, aunque inferior al 147% vallisoletano. Parte de ese diferencial sí es imputable a la centralidad autonómica, pero insisto en que no es lo más determinante, ni fundamenta a mi juicio el sentimiento de robo que algunos políticos quieren inculcar en la población leonesa, para luego presentarse como hacía el ingenioso hidalgo: «Sabed que soy el valeroso don Quijote de la Mancha, desfacedor de agravios y sinrazones».

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