El juicio de León

La capital del Viejo Reino está siendo de nuevo centro de atención nacional. El llamado foco mediático se encendió hace unos días por el juicio a las asesinas de Isabel Carrasco y no parece dar un día de tregua a la tranquila ciudad provincial. Lo primero que hay que tener claro es que esta fase judicial viene precedida por un acontecimiento trágico en la historia de León y que conmovió a toda la sociedad, no solo a la clase política. Ya solo de ese magnicidio se podría abrir una serie de investigaciones sociológicas y de otras ramas científicas por la riqueza de circunstancias que se concitaban.

Pero la justicia, lenta hasta perder su sentido, al final llega. Hubo un intento inicial de hacer que el juicio a las asesinas de la política, fuese en realidad un examen a la propia figura de Isabel. Algo que diversos altos cargos del Partido Popular, los medios más serios e incluso el propio presidente de la sala advirtió y dejó claro desde el primer día. Parece inaudito, sí, pero existen intereses políticos y de algunos de los abogados defensores que intentaron en las primeras sesiones, y aún inciden, en desmenuzar más la vida e identidad de la víctima que el de las asesinas.

Por lo demás, hemos asistido a un héroe policial que no reconoce su voz durante la persecución, unas declaraciones de una madre henchida de locura iracunda que ahora trata de salvar a su polluela, insinuaciones sexuales invertidas inauditas para quien conociera a Isabel, testigos que son tratados como acusados por parte de los abogados defensores con mil y una tretas dignas de telefilm americano… Por haber, incluso hoy hemos asistido a la misteriosa desaparición, angustiosa búsqueda y encuentro policial del abogado de una de las acusadas cuando se presumía iba a ser su jornada estrella en este circo mediático en que hemos convertido la vida.