Los jóvenes empiezan a consumir porno a los 15 años sin percibir «efectos negativos»

Más del 80 por ciento lo ve solo y la mayoría suele acceder a los contenidos a través del teléfono móvil, ordenador o tablet

NIETO

M. ANTOLÍN

Solos, a través del móvil o el ordenador, en sus casas y sin que sus padres lo sepan. Así es como los jóvenes de Castilla y León consumen pornografía, una práctica que comienzan a los 15 años, según refleja un estudio elaborado con chicos de entre 16 y 29 años por la Universidad de Islas Baleares y la red Jóvenes e Inclusión Social, que recoge, además, otros datos relevantes como que el primer contacto con este tipo de contenidos comienza cada vez más pronto: en la Comunidad a los 10 años. Y es que a esa edad, aunque los niños «no lo busquen expresamente», en la red, indagando sobre otros temas o al escribir ciertas palabras, se «pueden topar por primera vez con pornografía». Uno de los responsables del análisis, Lluis Ballester, que ayer presentó los datos regionales en Salamanca, explicó, además, que otro asunto preocupante es que «no ven ningún aspecto negativo» -en la región el 43.9 por ciento lo percibe así-, «ni como algo amenazante», pero «sí lo hay».

Y es que, según detalló, «no se le está dando la suficiente importancia a esta cuestión, sino que se está banalizando». «Hay que tener en cuenta que en las escenas pornográficas se ven prácticas de riesgo y que, normalmente, la mujer siempre aparece muy denigrada, tratada como un objeto», explicó Ballester.

Medio rural y urbano

La edad media a la que los jóvenes empiezan a consumir porno en la región -15,11 años- es, por un escaso margen, la más alta de entre las siete autonomías que han participado, que están entre los 14 y los 15, al igual que la media nacional -14,84. Apenas hay diferencias entre la forma de acceder a la pornografía en las diferentes regiones y «también se ha constatado que no existen entre el medio rural y el urbano», señaló el responsable de la publicación.

Ocho de cada diez de los 400 encuestados aseguraron visionar el contenido desde su domicilio, pero hay quien afirmó haberlo hecho en su lugar de trabajo -1,6 por ciento- o en un centro educativo -3,4-.

La mayoría visionan la pornografía solos , aunque el 10,3 por ciento reconoció acceder a ese contenido en compañía de amigos y solo el 4 por ciento dijo consumir pornografía junto a otras amigas. Además, ninguno de los entrevistados aseguró que sus padres fuesen conocedores de la situación. De hecho, el 14 por ciento afirmaron que «nadie» sabía que eran consumidores de estos contenidos y casi cuatro de cada diez respondieron que sí que conocía este dato «algún amigo».

Y ahí está otro de los problemas, explicó Lluis Ballester. «Lo ven, pero no lo hablan ni con sus padres, ni con ningún adulto. Buscan por internet y allí se encuentran con más pornografía, por lo que es necesaria la educación». Es aquí, señaló, donde «hay que mejorar» en los centros educativos, pero también en los hogares. «Los padres tienen que hablar con sus hijos sobre estos temas», afirmó.

En Castilla y León hay «buena» formación afectivo-sexual , explicó, pero «no es suficiente» porque no consigue responder «ni a las dudas ni a la curiosidad». Por eso, según el estudio, a la pregunta «¿cómo resuelves tus dudas?» más de la mitad -un 55,6 por ciento- respondió que opta por la internet. Y, precisamente, a través de la red el 36 por ciento descubre la pornografía, mientras que en casi uno de cada cuatro casos «las amistades» ayudaron a encontrarla.

Dispositivos

En cuanto a los dispositivos que utilizan para acceder a la pornografía, siete de cada diez explicaron a una pregunta a la que se podían contestar varias opciones que lo hace a través del móvil; el 31 por ciento, con el ordenador y el 8,1. mediante la tablet. Uno de cada cinco aseguraron visualizar estos contenidos semanalmante y un 5 por ciento reconoce que «sí, es posible» que sean adictos a la pornografía.

El informe analiza, además, cómo afectó a las relaciones personales de los entrevistados haber visionado pornografía. Un dato en el que sobresale Castilla y León es que el 84 por ciento no respondió a si interfirió o no en sus relaciones de pareja. Sobre si ha afectado en algún momento a la imagen que tenían de las mujeres, un 53 por ciento aseguró que no; un 21,8, que sí, mientras que otro 25,2 decidió no responder. «Las mujeres cambiaron más su percepción sobre las mujeres que los hombres», incluye en este apartado el informe. Cifras similares se registraron en la cuestión sobre si había cambiado su percepción sobre los hombres: un 51,5 por ciento expresaron que no y un 24,6 que sí.

Prácticas de riesgo

Otro aspecto que los responsables del informe querían analizar era si tras consumir pornografía los jóvenes decidían asumir más «prácticas de riesgo» a la hora de mantener relaciones sexuales. «Incluíamos ahí practicar sexo sin preservativo, con pequeñas dosis de violencia, con extraños o en grupo», detalló Lluis Ballester. Y los resultados en Castilla y León mostraron que un 46,4 por ciento sí decidió asumir más riesgos «ocasionalmente», mientras que un 25 por ciento aseguró que no.

«El acceso a la pornografía se ha renovado completamente», indicó el investigador. Se ha dejado de lado el formato papel y ha pasado a visualizarse todo de forma «online» con los peligros que eso conlleva. «Creen que tienen una intimidad, que lo ven ellos solos, pero no se dan cuenta de que al acceder a través de la red están proporcionando sus datos a miles de personas», subrayó.

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