unVoxing

Tenía razón Luis Tudanca en abril y mayo en que la amarga victoria electoral era una oportunidad histórica para el socialismo de Castilla y León. Fue lo ultimo que dijo antes de terminar de desfigurarse a partes iguales en los egos de Pedro Sánchez y Óscar Puente. Su incapacidad para liderar la oposición, incluso tras la ausencia de Pablo Fernández por la debacle de Podemos en mayo, ha devuelto al PSOE de la comunidad al invierno de siempre sin haber podido disfrutar de un verano inesperado. Castilla y León vuelve a ser granero popular y Ciudadanos un espejismo del cambio que nunca fue.

Tudanca y Rivera comparten derrota aprendiendo la misma lección de la política volátil que tan bien le han enseñado a Vox: una oportunidad desaprovechada puede ser la única. Luis no pudo porque Albert no quiso. El hundimiento del que fue el candidato perfecto ha estado marcado por estrategias erráticas, un personalismo grotesco y una política de pactos desquiciada. Apuntillado aquí por la paternalista soberbia omnipresente de Francisco Igea. Los mismos errores que ya barrieron de esta tierra a Podemos hace medio año y que han confirmado su desaparición en este nuevo reparto de diputados.

Mientras, España desenvuelve a Vox. Como en los vídeos de youtube donde millones de seguidores comparten el placer absurdo de desempaquetar novedades que llaman «unboxing». Desde Madrid lanzaron globos, cantaron el himno y agitaron banderas abriendo una caja de Pandora, una pirámide maldita, la cripta del Valle de los Caídos de la derecha auténtica. Gritaron «¡A por ellos!» y sin nombrar a nadie muchos tienen miedo. También en Cataluña, donde el 10-N no pasó nada. A los independentistas les viene mejor este Sánchez mermado y moldeable que cualquier líder previsible. El PP recupera la victoria en Castilla y León. Y lo consigue con una paradoja. La presunta renovación de Pablo Casado ha supuesto la más estricta continuación del marianismo y del herrerismo. Esperar con serenidad y paciencia que los cadáveres de tus adversarios pasen por delante de tu puerta. No tenía razón Tezanos, ni tampoco Sánchez.