A solas soy alguien

Estos días el silencio no es la ausencia de ruido y a la vida se sale por las ventanas. «A solas soy alguien. / En la calle, nadie», decía Gabriel Celaya. Este confinamiento necesario e impuesto, la áspera soledad sonora a la que obliga la pandemia podría tomar como lema ese par de versos del poeta vasco. Todo sucede puertas adentro por eso hoy escribir de mi casa es escribir de los pueblos tan vacíos como de costumbre, de todas las ciudades aparentemente adormiladas, de un país en una nueva guerra donde las batallas se ganan atrincherando tropas. El salón es una plaza mayor con su reloj de campanadas y los eventos cancelados. El pasillo una gran avenida desierta de comercios cerrados. La cocina empieza siendo un estiloso restaurante y acaba el día como animada taberna. En el despacho guardo todas las bibliotecas, los museos, la música de mis guitarras y la inquietud de Fiedrich y su caminante sobre el mar de nubes. Las mismas nubes que a ratos cruzan veloces por el hueco de la persiana. En la habitación recompongo cada noche los pedazos de esperanza y la firmeza para no salir a dejarme acariciar por el sol del pasado domingo o los copos de nieve de este lunes. Para que falten muchos días más para abrazarte. Pongo el despertador como siempre, por si volviera la rutina a despertarme.

A solas soy alguien. Un ciudadano responsable que escucha los lloros de mis pequeñas vecinas en rabieta por no poder salir al parque. Que conversa con los seres queridos a través de las pantallas, que baila en los conciertos casi improvisados que nos cuelan en los hogares de los cantantes que admiramos. Alguien que contribuye a que la cultura siga bullendo, con una efervescencia admirable que contagia solidaridad, y comparte información fiable desmintiendo los bulos que son virus casi tan peligrosos como el Covid-19. A solas soy alguien que aplaude cada noche desde mi ventana a los héroes de bata blanca y de uniforme que trabajan sin descanso, que se arriesgan sin descanso. La valentía en estos tiempos difíciles es aguantar con firmeza. «A solas soy alguien, /valgo lo que valgo. / En la calle, nadie vale lo que vale».