Jorge Francés - Ruido blanco

Mantas estrechas

Mañueco reparte juego por primera vez en toda la legislatura y rompe la baraja

HERAS

Hay tantas formas de romper como de decir «te quiero» y Alfonso Fernández Mañueco escogió finalmente la más dolorosa para sacar a Francisco Igea de una cama en la que cabían demasiados. Le pasó a Ciudadanos eso de las mantas estrechas, que si con ella te tapas la cabeza se te salen por abajo los dedos de los pies y ante el gélido invierno que vaticinan las encuestas quiso coser a la cálida lana del PP los retales que pedía Por Ávila para intentar que unos presupuestos no les dejaran a la intemperie electoral. Eso dice Mañueco y, de ser así, estas intrigas habrían sido el movimiento torpe y nervioso del desesperado. Daba la puntilla Ana Sánchez anunciando que el PSOE apoyaría las enmiendas de los abulenses, por justas decía, con sonrisa maligna de villana de Disney de quien ya tampoco sabe ya con qué taparse.

«Ser leal es la mayor valentía», escribió Francisco de Rojas, y que en política las lealtades no duren ni una legislatura es una evidencia más de que nos gobiernan políticos cobardes. La deslealtad de apañar unos presupuestos sin el beneplácito del socio ha dado la excusa perfecta (ese relato por el que muere el asesor) para consumar el adelanto electoral que el presidente tenía decidido y al que le presionaba insistentemente la mayor parte de su partido. Mañueco ha roto su lealtad cambiando las llaves un domingo. El exvicepresidente confiesa que se enteró en una entrevista en la radio. Algunos de los exconsejeros llegando de lunes a su despacho. Ciudadanos está en shock porque no sabe si se muere o ya está muerto.

Mañueco reparte juego por primera vez en toda la legislatura y rompe la baraja. Y tienen razón los socialistas en que se «ayusiza». Convoca eleccioes a lo Ayuso, rompe con Ciudadanos a lo Ayuso y busca un resultado electoral a lo Ayuso (gobernar en solitario con apoyo puntual de Vox). La manta de Ayuso incluso más que la de Casado. Pero eso será otra convulsa historia de amor perecedero que las elecciones las carga el diablo, o peor, los ciudadanos. Hasta el 13 de febrero puñales y en San Valentín Cupido con las rosas frescas que rieguen nuevas lealtades.

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