Jorge Francés - RUIDO BLANCO
Identidades excluyentes
La España sanchista «de la convivencia» es en realidad la de la conveniencia que une identidades excluyentes
No resulta extraño que el impulso regionalista de León haya retornado ahora que España se trocea en el Congreso de los Diputados con humillaciones y promesas presupuestarias para que hoy cobre vida el engendro Sánchez. Este nuevo PSOE, el de José Antonio Diez en la capital leonesa, capitanea la causa segregacionista por encima de la minoritaria UPL. Asume el alcalde de León el leonesismo en Castilla y León como su secretario general el independentismo catalán, el nacionalismo vasco, el revisionismo de Bildu, la agenda gallega y hasta la causa boliviana. La España sanchista «de la convivencia» es en realidad la de la conveniencia que une identidades excluyentes.
Los afanes localistas se exacerban mientras se desdibuja el proyecto común en mitosis infinitas de las (más o menos acertadas) divisiones administrativas del consenso constitucional. León reivindica una autonomía propia por su historia, una identidad diferenciada y unos presuntos agravios constantes de la Junta de Castilla y León. Resultan los mismos argumentos por los que los partidos regionalistas del Bierzo rechazan formar parte de esa nueva hipotética autonomía. Ellos exigen una provincia para El Bierzo porque se sienten diferentes a los leoneses y abandonados por un supuesto centralismo capitalino. Es la matrioska sin fin de identidades de provincias, comarcas e incluso barrios que podrían replicar el discurso.
La diversidad identitaria debería enriquecer nuestros territorios en vez de trazar fronteras, aunque sean burocráticas. Siempre arbitrarias y emocionalmente decepcionantes. Dicen también los leonesistas que poco tienen que ver con sorianos o segovianos en sus costumbres y carácter. Sin embargo incluyen, solo por añoranza, a Zamora y Salamanca en su soñada autonomía. Nací en Salamanca y mi familia es bejarana, al sur del sur de esa provincia. Les aseguro que tenemos en común con los leoneses exactamente lo mismo que los vallisoletanos. No sé dónde, en qué páramo, tras qué palomar se deja de ser leonés para ser castellano. Tampoco me importa. Lo grave es que hoy se pacte tras qué montañas uno deje de ser español.