Jorge Francés - RUIDO BLANCO

La huida

Madrid es en sí un confinamiento que alquila futuro con opción a compra

AFP

Jorge Francés

Madrid es una incongruencia que da sentido a esa España de provincias que la rodea y protege, que la abriga y alimenta. Aquel rompeolas machadiano tan acogedor como cruel. «Madrid es no admitir lo gótico», escribió Ramón Gómez de la Serna y renegar de lo gótico es blasfemar contra la belleza. Y digo esto de Madrid, una ciudad de ciudades, porque me sorprende la ansiedad casi perturbadora con la que los madrileños la abandonan a la menor oportunidad. Este fin de semana han vuelto a colapsar la Sierra de Guadarrama, pienso yo que buscan en las cumbres ese gótico puntiagudo y limpio, esa amplitud ritual y toda la luz que les niega el Metro y el asfalto. Porque quizá ver a diario las vidrieras de la catedral de León o los pináculos de la catedral burgalesa conlleve una serenidad tan necesaria que si no se tiene hay que escaparse de vez en cuando para encontrarla. Lo explicó muy bien Riccardo Muti tras dirigir a la Filarmónica de Viena en el último fantasmal Concierto de Año Nuevo al considerar la música importante porque es una misión y no una profesión o un entretenimiento. La música es otra arista de la belleza. La belleza es una misión y, ahora más que nunca, es lo importante.

No es que Madrid no sea bella, no me malinterpreten, con su corazón de los Austrias y de las Letras. Con el majestuoso Paseo del Prado, el alma servida caliente en la Cava Baja y la noche canalla que se prende en Malasaña. Pero lo madrileño es tan babilónico e incansable, tan excitante y estrepitoso, que no queda tiempo para respirar. Por eso huyen desde los apasionados castizos a los adoptivos en cuanto les abren las puertas y las restricciones. A inspirar de nuevo, a inspirar por fin, y trasladan los atascos a los puertos de montaña. Desde Madrid se ve la nieve pero casi nunca nieva, desde Madrid se conquista este país aunque casi toda España viva fuera. Madrid es en sí un confinamiento que alquila futuro con opción a compra. «Es un gabán que abriga mucho y con el que se puede ir tranquilo hasta los entierros con relente», precisaba Gómez de la Serna. Madrid, desde los páramos de Castilla, es siempre una huida.

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